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A vueltas con la vaca

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
lunes 28 de septiembre de 2015, 20:45h

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Si Albacete presume de Feria, Cuenca no se queda corta sacando pecho en San Mateo. Es la fiesta más popular y querida de nuestra ciudad. Colofón del verano y guinda de muchas vacaciones. Por mi parte, como conquense adoptivo que soy y con el permiso de Semana Santa, considero que es la fecha más señalada del año en cuanto a disfrute y diversión.

Sin embargo, hay algo que me sobra, y creo que no soy el único al que le pasa. Me explicaré. Este año llegó a mis manos un excelente reportaje gráfico de las fiestas a lo largo de su historia. Preciosas fotos que encarnan el sentir del pueblo en esos días. Como es lógico, no me extrañó ver en la portada a la vaca como protagonista. Tampoco me sorprendió hallarla en la primera página. En la segunda empezó a hacerse algo repetitivo y al llegar al final me di cuenta, con una sonrisa burlona en los labios, de que todas y cada una de las fotografías hacían referencia a la vaquilla. No seré yo quien ponga en duda el origen de la fiesta, pero sí el que cuestione su verdadera esencia.

 

Además, eso de que los cuernos de la vaquilla enmaromada recuerdan la victoria de los cristianos sobre la media luna mahometana tiene un tufillo carpetovetónico, rancio a más no poder, que tira de espaldas. Ya puestos, nada nos impide también tomar la zurra como ritual en el que se vierte la sangre del enemigo. Que en sus comienzos la vaca fuera el epicentro de la fiesta no significa que deba seguir siéndolo eternamente pues, en confianza y ahora que no nos oye nadie, San Mateo, hoy por hoy, no es la vaca sino las Peñas Mateas.

Imaginen que las vaquillas fueran sustituidas un año por otro divertimento que las simulara. ¿Qué cambiaría realmente?,  ¿cuántas personas dejarían de ir a la fiesta porque ya no puede corretear delante de la vaca? Lo de ponerse frente al bicho, amarrado y obligado, no tiene nada de valor y, además, es completamente innecesario. Hace tiempo que los sucesos e incidentes relacionados con las cornadas no son graves, pero no siempre ha sido así y la suerte no es eterna. Lo bueno de San Mateo es juntarse con los amigos, olvidarse de los problemas cotidianos y, por unos días, pecar moderadamente en esos excesos que, por norma, tenemos vetados el resto del año. Estamos ante un tema recurrente entre los peñistas, y me divierto mucho cuando alguno defiende acérrimamente la vaca para después no acercarse a verla ni un día. La vaca sí, pero para los demás. Como si fuera el vestigio de otro siglo sonando de fondo, entre clarines y trompetas.

Y no esperen que a continuación haga un alegato del maltrato animal. Afortunadamente no estamos en Tordesillas, y pese a que no comparto para nada el trato que se le da a la vaquilla admito que, de entre lo malo, no es lo peor. De recordárnoslo ya se ha encargado un instituto de nuestra ciudad con unas jornadas que, pese a ser comprensibles, hacen que me pregunte ¿no habría otras cosas mejores, más sublimes y necesarias, en las que invertir el tiempo? Con todo, lo dicho: me sobra la vaca.

 

José Luis González Geraldo

https://www.facebook.com/joseluis.ggeraldo

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