A los arrestados se les imputan delitos de trata de seres humanos, relativos a la prostitución, contra el derecho de los ciudadanos extranjeros y pertenencia a organización criminal. En los registros se ha intervenido diverso material informático y documentación relativa a los hechos investigados.
Los miembros de la organización utilizaban presuntamente las redes sociales para contactar con las mujeres en Paraguay, a quienes ofrecían la promesa de trabajar como empleadas domésticas o para cuidar a personas de edad, cuando en realidad debían ejercer la prostitución y pagar una deuda a la organización.
Las investigaciones se iniciaron en noviembre de 2015, después de que dos de las víctimas lograran escapar del club donde eran explotadas en Cuenca y denunciaran la situación a la que fueron sometidas desde su llegada a nuestro país.
Tras su fuga, los miembros del grupo las amenazaron mediante llamadas y mensajes e incluso llegaron a amenazar a sus familiares directos en Paraguay, ha indicado la Policía Nacional, que desde que tuvo conocimiento del caso lo comunicó a las autoridades paraguayas.
La semana pasada se procedió a la detención simultánea de siete personas en los dos países, tres en Paraguay y los cuatro máximos responsables del grupo en Cuenca, donde se hicieron tres entradas y registros en un club de alterne y en dos domicilios, mientras que en Paraguay se registró un local comercial que la máxima responsable del entramado en aquel país utilizaba como centro de operaciones.
En la operación desarrollada en Cuenca participaron dos investigadores de la Policía Nacional de Paraguay.
La operación ha culminado esta semana en las ciudades de Caaguazú y Ciudad del Este (Paraguay), en las que han sido detenidas otras tres personas, en un operativo en el que han participado dos investigadores españoles desplazados exclusivamente para tal fin.
Las gestiones policiales han podido determinar que las víctimas eran captadas en su país de origen mediante el uso de las redes sociales por miembros de la organización asentados en España.
Les ofrecían falsas promesas de conseguir un trabajo como empleadas domésticas o para cuidar a personas de edad. Sin embargo, una vez que las víctimas aceptaban el ofrecimiento, debían abonar a la organización una elevada suma de dinero por el viaje, llegando a firmar -víctimas y familiares- un documento de reconocimiento de deuda con los miembros del grupo asentados en Paraguay.
Tras el pago, eran aleccionadas para realizar el viaje y les daban precisas instrucciones de cómo comportarse ante la presencia policial, cómo vestirse y qué responder a las preguntas en los controles fronterizos, a fin de simular de manera eficaz ser turistas y evitar el rechazo en frontera.
Cuando las víctimas llegaban al local de alterne eran informadas del destino final de su viaje y obligadas a ejercer la prostitución bajo fuertes amenazas.
Asimismo les advertían del importe real de la deuda contraída con el grupo, unos 3.000 euros que debían abonar mediante el ejercicio de la prostitución.
También les informaban de cómo debían de comportarse con los clientes en el club, horarios, formas de vestir, etc, con el fin de ejercer sobre ellas el máximo control eran obligadas a residir en el club e incluso les prohibían salir sin el expreso consentimiento de los explotadores. EFE
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