Un escenario que pocos habrían vaticinado en junio de 2015, cuando acababa de perder el Gobierno de Castilla-La Mancha y parte de su poder en la calle Génova, donde Mariano Rajoy la rodeó de cuatro vicesecretarios generales tras los malos resultados de las elecciones municipales y autonómicas.
Pero como Rajoy, Cospedal ha hecho de la resistencia un arte y año y medio después de su momento más bajo y de que compañeros, rivales y medios de comunicación la consideraran amortizada, ha vivido un plácido sábado de gloria.
Su "remontada" particular comenzó en noviembre con su nombramiento como ministra de Defensa y continuó hace apenas un mes cuando Mariano Rajoy decidió mantenerla como secretaria general del partido.
Aún así, una enmienda contraria a la acumulación de cargos -para más inri presentada por un militante de Cuenca que también ha intentado rebatirla en este congreso, el primero en la historia del PP regional en el que ha habido primarias- enturbió su victoria en el cónclave nacional de los 'populares'.
Todo lo contrario a lo ocurrido hoy, donde ha recibido un baño de autoestima, reconocimiento y cariño.
Ella es para los 'populares' castellanomanchegos la única capaz de mantener unido el partido y evitar que vuelvan las luchas entre clanes y familias que lo tenían fraccionado antes de su llegada en mayo de 2006. Cospedal, a cambio, consigue mantener poder territorial, la simbiosis perfecta.
El partido ha cerrado filas en torno a su líder porque es la única que les ha llevado al Gobierno autonómico en 2011 tras siete mayorías absolutas de los socialistas, mientras que en 2015 consiguió ganar las elecciones, victoria frustrada por un pacto entre el PSOE y Podemos.
No está claro si la recién reelegida por cuarta vez líder del PP regional volverá a aspirar a la Presidencia de Castilla-La Mancha en 2019, lo que dependerá en gran medida del devenir del mandato de Mariano Rajoy, pero hasta entonces queda tiempo, incluso para preparar a un nuevo candidato.
Hasta ese momento también es sabido que Cospedal tendrá que echar mano de su 'número dos', Vicente Tirado, para llevar el día a día, pues lo que se pone en cuestión ya no es su capacidad para ocupar cuatro cargos, es la falta de tiempo.
"Hay algunos que hablan de cargos, para mí es una responsabilidad", afirmó Cospedal al anunciar su candidatura.
Decidió dar el paso adelante tras haber sembrado dudas. Un titubeo consecuencia de un congreso nacional agridulce.
La convenció finalmente la campaña de dirigentes y militantes del PP de Castilla-La Mancha pidiéndole su continuidad, que algunos consideraron una estrategia.
Los 'populares' castellanomanchegos ven en Cospedal la esperanza para recuperar el Gobierno, reivindican los resultados obtenidos en los dos últimos comicios generales, y la defienden en cada uno de sus cargos, hasta los ven como una ventaja para poner a Castilla-La Mancha en el mapa.
El último intento para desacreditarla vino de la mano de Tomás Medina, presidente del PP de Puebla del Príncipe, pequeño pueblo de Ciudad Real, que alentado por el autor de la famosa enmienda presentó su candidatura.
Medina no pasó de la primera vuelta y los resultados fueron reveladores. Cospedal "arrasó", en palabras de sus compañeros: 2.694 votos frente a 112.
A partir de ahora, el PP de Castilla-La Mancha tiene lo que quería, pero tendrá que explicar bien los periodos de ausencia de Cospedal en la región, una de las principales armas del Gobierno autonómico contra ella, junto al recuerdo de las políticas de austeridad y "recortes" aplicadas durante su mandato.
En el PP están tranquilos y confían en su líder regional: "Sin ninguna duda, es una mujer irrepetible y yo creo que es impresionante lo que ha hecho por todos nosotros", resumía a Efe hace unos días la nueva vicesecretaria de Comunicación del PP castellanomanchego, Carmen Riolobos. EFE
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