En ocasiones, es un hecho, que muchas personas TRANS llegan a perder la vida en la lucha por lograr esa igualdad legal, que será la que nos aportará al final una igualdad social real.
Debemos reivindicar la existencia de la infancia TRANS, personas que a pesar de ser menores, deben ser escuchadas, tener en cuenta su existencia y que ésta no va a dejar de ser una realidad, ellas sufren aún las imposiciones del género social binario, respecto del sexo biológico, menores que tienen mucho que aportar, cuya inocencia y sinceridad, demuestran el respeto a las demás, a que el género es sentido y no tiene que ser correspondido con una identidad sexual, hechos que muchas personas adultas todavía tienen que aprender e interiorizar.
Pero el odio continúa, la transfobia, la LGTBIfobia, ya sea en las calles con campañas de autobuses sufragadas por la jerarquía heteronormativa o en las aulas, donde el bullying se asienta como la represión del sistema para que la juventud y la infancia sigan sin poder visibilizar la realidad de su diversidad.
La población adulta TRANS también fuimos en su día menores TRANS, nos tocó vivir una infancia mucho más difícil, pero hoy, y ahora, es momento de luchar. Ninguna de las personas que podrían ser clasificadas en ese vejatorio y arcaico diagnóstico, llamado “disforia de género”, deberían vivir bajo roles de género basados en el sexo biológico, con un sentimiento de vergüenza impuesto y menos aún con miedo por el simple hecho de existir. Estas personas tienen derecho a vivir su realidad en la libertad que poseen por ser quienes son, en definitiva su Derecho A Ser.
Pero aunque reclamamos cuanto antes esa despatologización de la transexualidad, no debemos confundir ésta con la desmedicalización de las personas TRANS, ya que requerimos de un seguimiento para la hormonación y para la reasignación de sexo. Dicho tratamiento, que debe ser sufragado por el Sistema Público de Salud, debe ser reconocido y protegido por el Estado para garantizar la igualdad TRANS con respecto del resto de la ciudadanía. Tenemos que luchar, reivindicar y hacernos visibles, para acabar con los estigmas socio-culturales que conlleva ser una persona TRANS.
Los tiempos del odio y la discriminación aun no están en el pasado, todavía tenemos que seguir manifestándonos por muchos de nuestros derechos, y necesitamos leyes que nos protejan de la opresión, la discriminación, y en definitiva, de la transfobia.
Pero tenemos que ser conscientes que no todo es negativo. Tanto activistas LGTBI+ como políticos han llegado a creer y han visto reflejada esta realidad desde otro prisma. A día de hoy seguimos escribiendo una historia que hará que gran parte de la juventud y de la infancia viva sin reglamentos estrictos impuestos de una sociedad binaria respecto a géneros y/u orientaciones sexuales.
Las personas TRANS tenemos que empoderarnos para reclamar el espacio en la sociedad que el sistema HeteroCisPatriarcal nos ha arrebatado, pero no tendríamos que hacerlo, si se nos mirara de la misma forma que se ve a una persona cisgénero.
Asociación WADO LGTBI+ de Castilla-La Mancha
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