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La esclavitud no es una nueva forma de relación laboral aunque algunos así lo practiquen

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
martes 09 de mayo de 2017, 13:14h

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Hoy celebramos el Día Internacional del Becario (y de la Becaria). Las becas a principios de los 90 fundamentalmente se daban dentro del ámbito de la investigación universitaria, pero poco a poco su presencia se ha extendido a todos los ámbitos laborales y sectores productivos.

Esta proliferación es ya una llamada de atención, de pronto hay un gran interés desde el ámbito empresarial por formar, especialmente a personas jóvenes. Esta repentina explosión de generosidad empresarial para dedicar parte de sus recursos a complementar la formación teórica no deja de ser un tanto sospechosa y hace pensar que es posible que no exista tal generosidad y que realmente estas personas más que formarse están ocupando puestos de trabajo fuera del amparo y garantías que ofrece un contrato laboral.

 

Entre los argumentos de quienes justifican estas situaciones está que la educación y la formación no responden adecuadamente a las necesidades de las empresas y, por tanto, no hay mejor formación práctica adaptada a sus necesidades que la propia formación en la empresa. Aunque en estas afirmaciones puede haber una parte de verdad, así como que la formación práctica y la experiencia son necesarias para tener una buena cualificación profesional, esto no puede servir como excusa para precarizar las condiciones laborales.

La preocupación de CCOO por esta situación no es nueva. En 2015 elaboramos una guía sobre prácticas en empresas para representantes sindicales para facilitar a nuestros delegados y delegadas sindicales la identificación de las distintas situaciones por las que una persona en prácticas puede estar en la empresa.

En 2013 el Tribunal Supremo avaló el recurso presentado por CCOO reconociendo así el derecho de afiliación a la Seguridad Social para becarios universitarios y de formación profesional.

Pero la realidad que nos encontramos es que lo que pretendía ser un complemento formativo se ha convertido en un sistema que desprecia a las personas jóvenes y su formación, -por cierto mucho más apreciadas fuera de nuestras fronteras-, con becas fraudulentas y sin ningún tipo de control porque no se encuentran al amparo de un convenio con un centro de estudios, ni reguladas por legislación alguna. Y no sólo eso, en los últimos días hemos asistido a declaraciones que afirman que es “un privilegio” trabajar gratis bajo este tipo de becas.

La esclavitud no es una nueva forma de relación laboral aunque algunos así lo practiquen. Todas las empresas están obligadas a cumplir con los Convenios Colectivos y la legislación vigente. Y por supuesto, nadie tiene que “agradecer” el trabajar gratis y ninguna persona tiene la obligación de pagar por trabajar.

Para evitar cualquier tipo de irregularidad o fraude con las becas, es fundamental que en este ámbito haya campañas de control de contratos formativos por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social y de destinar recursos a las mismas. Dotar de recursos a la Inspección de Trabajo es hacer políticas sociales. Además, se hace cada vez más necesario un Estatuto del Becario que defina, delimite y de garantías a las personas que tienen una beca en una empresa.

Las becas no pueden destruir puestos de trabajo, no pueden ser una excusa para precarización de las relaciones laborales, no puede ser un instrumento de explotación.

 

Mª Ángeles Castellanos
Secretaria de Empleo y Políticas Sociales de CCOO CLM

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