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Pim, pam, pum

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
lunes 15 de febrero de 2016, 11:54h

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Llevamos demasiados días asistiendo a un espectáculo que no nos merecemos, y ya que las últimas semanas han sido muy escénicas, permítanme la licencia teatral. Vaya por delante que hablaré de títeres, sí, pero sin intención de zaherir a nadie. De no avisar, mis palabras podrían fácilmente malinterpretarse, pero no me negarán que la tragicomedia está más que servida. Quede justificado el recurso y que nadie se enoje. Al menos no más de lo que ya estén.

Mientras a uno se le rompe la cuerda del brazo, pues es incapaz de levantarlo para saludar, el otro no tiene articulada la barbilla, pues -pese a no achantarse- ciertamente vende cara la muy. Más allá de los protagonistas de primera línea, y sin candidatura a mejor actor, tenemos otros dos que se esfuerzan por hacer títere a los primeros y que, durante el proceso, dejan a pocos con cabeza.

 

Ahí están todos, con ardides propios de volatineros, sorteando las puyas de cada día funambulescamente al sonreír a las cámaras y pedir por las noches el milagro del consenso, que no termina de cuajar. No obstante, pese a que cada uno parece pertenecer a una obra distinta, no podemos caer en el error de creer que otras elecciones son inevitables. Pese a que algunos podrían ganar más audiencia que otros, solamente hay un partido -perdón, compañía teatral- que querría montar el guiñol de nuevo, pero quizá no para mañana mismo.

Si a Pinocho le crecía la nariz al mentir, al señor de la barba le crecen los enanos dentro de su particular circo de corrupción y demás pufos. Impertérrito ante la más clara evidencia, y a sabiendas de estar solo y sin monólogo, repetir la función parece no ser tan buena opción incluso cuando ahora -y probablemente mañana- poco rédito podrá sacar a sus lindezas y, si eso, ya tal. ¿Me explico?, pues él tampoco.

Más atrás, entre bastidores, y con valentía -pues lo suyo es un órdago a grandes- pero sin valor -pues muchos no se lo prestan siquiera-, observamos a un apuesto jovenzuelo, algo acartonado y artificioso, todo hay que decirlo, que no se atreve a deshojar la margarita que, pasado ya San Valentín, un particular polichinela dejó a las puertas de su camerino. Quizá sea porque la envenenada flor, cual frágil guiño del destino, solamente tiene dos pétalos, y todos sabemos cómo empieza la cantinela. Entre el primero, que no encuentra la forma y el momento de salir de escena, y el segundo, que no lo tiene fácil para entrar, pueden terminar aburriendo hasta al apuntador.

Pero cuando creíamos que todo estaba dicho, una de las comparsas del todavía figurante hace mutis por el foro para dar ejemplo, al menos así nos lo narra. No es la primera ni quizá la última vez que lo haga, pero está claro que es un movimiento estratégico que prepara el camino tras una posible y probable investidura fallida, muy probablemente cambiando también al denostado sufridor. Si Chupagrifos levantara la cabeza, palmeta en mano, bien los animaría a hacer lo que es debido. Hablar, ya están hablado demasiado. Conforme se acerque el plazo final, lo que va haciendo falta es que alguien afine el pabellón auditivo y, además de oír, le dé por escuchar. De no ser así ya podemos ir entonando, a lo Saritísima: como los muñecos en el pim, pam, pum.

 

 

José Luis González Geraldo

https://www.facebook.com/joseluis.ggeraldo

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