He tenido la oportunidad de desplazarme a Albacete por motivos de trabajo en el AVE que conecta Toledo con esta ciudad pasando por Cuenca. He de decir que la experiencia resulta extraordinaria a la vez que, aunque previsible, resulte emocionante poder desplazarse entre Cuenca y Albacete, dos ciudades que nunca antes habían estado conectadas por tren, a la increíble velocidad de 295 km por hora. El resultado es que en media hora escasa el tren te deja prácticamente en el CENTRO de Albacete. Y digo bien, en el CENTRO, porque la plaza del Altozano de dicha capital se encuentra a tan sólo 8 minutos andando por una calle céntrica y animada de la flamante estación VIALIA: ALBACETE-LOS LLANOS. Sí... igualito, igualito, pensaran ustedes, que nuestra estación Fernando Zóbel: a 5 km de la ciudad, en mitad del campo, en un sitio inhóspito a dos pasos de un vertedero de basuras que produce ráfagas malolientes y con una comunicación pésima con la ciudad.
La reunión de trabajo la celebré en el campus universitario de Albacete y como disponía de tiempo, aproveché para desplazarme a pie desde la estación hasta el campus tanto a la ida como a la vuelta: tardé 30 minutos en cada uno de los dos recorridos. Si tenemos en cuenta que Albacete tiene un estructura casi circular, el campus universitario se encuentra en el extremo opuesto, en línea recta, de la ubicación de la estación, pero el desplazamiento resulta cómodo y agradable, caminando todo el tiempo por las calles más céntricas y animadas de Albacete, repletas de gente y de comercios.
En cuanto a la estación VIALIA LOS LLANOS me sorprendió agradablemente pues, pese a no tener todos los locales comerciales abiertos todavía, resulta animada, llena de gente, grande, con pasos subterráneos que comunican los 8 andenes de que dispone. Además en dicha estación se integran la Línea de Alta Velocidad y la línea convencional que sigue funcionando (¡aunque con menos servicios que antes, al estar ahora cubiertas! por la de Alta Velocidad). Además, la estación se halla casi pegada a la estación de autobuses, con lo que el principio de intermodalidad entre los distintos medios de transporte se ha resuelto en Albacete de una manera plenamente satisfactoria y al servicio de los ciudadanos al estar ambas estaciones situadas en el casco urbano muy próximas al centro y a las principales instituciones de la ciudad (Ayuntamiento, Diputación, Hospital, etc.)
También he de decir que la ocupación del tren con 12 coches (vagones) tanto a la ida como a la vuelta calculo era inferior al 20% , lo que concuerda con una información aparecida en la prensa hoy mismo (día 16 de febrero) en la que las estimaciones de ocupación de este servicio no supera en promedio el 8%. Este dato considero que cabe explicarlo en función de los altísimos precios de billete si no se saca vía Internet con suficiente antelación. De ahí mi insistencia en que conquenses y albaceteños debemos exigir lanzaderas AVANT con precios a! sequibles como las que disfrutan desde hace 18 años los habitantes de Ciudad Real y Puertollano, que si no estoy equivocado pertenecen a nuestra misma Comunidad Autónoma, ¿por qué tenemos que sufrir esta discriminación por parte de RENFE?
Al regreso, ya de noche, a la estación Fernando Zóbel experimenté una sensación agridulce: por una parte de satisfacción por poder disponer de este maravilloso medio de comunicación y por otra por el contraste entre la estación de Albacete y nuestra estación vacía, fría con un sólo comercio abierto, sin cafetería, en medio de la nada y teniendo que aguardar durante 20 minutos la llegada del autobús L12 que tardó otros 14 minutos en dejarme frente a la estación de autobuses. En conjunto tardé más tiempo en llegar desde la estación a Cuenca (incluyendo la espera) que en llegar desde Albacete a Cuenca.
Todo esto me ha llevado a la siguiente reflexión: ¡Qué gran oportunidad ha perdido Cuenca al situar la estación en el cerro Molina apartada del centro de la ciudad, de la estación de autobuses y de la del tren convencional! Otra vez Albacete nos ha ganado por la mano. ¿Será que sus autoridades políticas trabajan más por el bien de sus ciudadanos que el de los especuladores? ahí dejo la pregunta para que cada lector saque sus propias conclusiones.
Constancio Aguirre Pérez