Desde la madrugada se iba produciendo un goteo incesante de moteños que con gran devoción comenzaban a llenar el entorno de la Ermita de Manjavacas de emoción, música y algarabía, ante lo que sería el día grande para esta localidad.
Corredores que comenzaban a calentar motores, la música de las rondallas que amenizaban la fresca mañana, reencuentros entre familiares y amigos que siempre están y también con aquellos que un día marcharon de Mota del Cuervo y que vuelven a su pueblo natal para cumplir con una de las tradiciones más arraigada de este pueblo conquense.
A las 8 de la mañana y después de la Santa Misa el portón de la ermita de Manjavacas abría sus puertas para sacar, un año más, a la patrona de todos los moteños entre vítores y bajo los sones de la Banda de Música de la Asociación Musical Moteña.
Una vez llegado al hito en procesión, la imagen era tapada para volar a hombros de sus anderos y de los cientos de corredores, que repletos de emoción la acompañaron hasta el templete que la acogió ya en el pueblo.
Un vez allí volvía a ser destapada y llevada en procesión hasta la iglesia parroquial.
Las fiestas de Mota del Cuervo se inauguraron el sábado con el tradicional pregón de fiestas a cargo de Máriam Martínez-Bascuñán, profesora de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid. Asimismo se celebró la presentación de reina y damas de las fiestas.
Para finalizar la noche, la comitiva se trasladó hasta la ermita de Manjavacas para hacer la ofrenda de flores a la patrona.
Isabel Zarco