Opinión

Reflexiones

Redacción | Miércoles 26 de enero de 2011

A veces hay que parar en la rutina diaria, echar la mirada atrás y entonces comprender cual es nuestro actual momento. Pasa en las personas, y pasa en las ciudades.

En mis vacaciones he podido volver a Cuenca, realmente la añoraba más de lo que pensaba, y regresé a Tegucigalpa con muchos sentimientos encontrados, y en su gran mayoría tristes. Cuando regresas a la Ciudad que ha sido toda una vida para ti, creas unas expectativas y unas ideas que luego chocan frontalmente con la realidad.





Como ciudad me causó sentimientos de tristeza, se sentía en el ambiente. Una ciudad que en estos últimos años no ha sabido o podido adaptarse a las nuevas realidades de una crisis que ha destrozado la economía mundial. Los más avispados de la clase (política) dirán que es culpa del demonio Zapatero, ¡Imagínense lo todopoderoso que es Zapatero! ¡Él sólo se ha cargado la economía mundial desde que accedió a la Presidencia del Gobierno!

Seamos un poco consecuentes, dejemos de un lado los discursos vacíos y fáciles y veamos las responsabilidades de cada cual. De la situación de la Ciudad de Cuenca el responsable es quien es. El que fue elegido Alcalde no ha sabido responder, y en realidad es algo “que le ha venido grande”.

Volviendo a Cuenca, he sentido una Cuenca más triste y fría que nunca. Las tiendas de toda la vida, como diríamos, cerradas, pocas actividad y movimiento en la Ciudad, sucia, abandonada y triste, falta de alternativas…bueno, realmente lo único atractivo ha sido ir a ver belenes ya que no había otra oferta cultural a pesar de tener bien pagadas a personas en el Ayuntamiento para que se dediquen sólo a escribir artículos en los periódicos haciéndole campaña a Pulido. Lamentable realmente.

Cuenca necesita nuevos aires, y vendrán con toda certeza antes del verano. Hasta ahora solo nos queda esperar y seguir viendo cómo marchita todo… Cuenca necesita un nuevo alcalde, el Sr. Pulido no ha servido, Cuenca necesita tener de Alcalde a Juan Ávila, con él llegará la primavera a nuestra ciudad.

 

Andrés Vieco Pernía