Tras casi dos décadas desde su apertura en 2007, el Museo de la Semana Santa de Cuenca ha reabierto sus puertas en 2025 completamente transformado. Esta renovación integral no solo ha modernizado sus contenidos, sino que ha logrado convertir este espacio en un lugar inmersivo y emocional, capaz de transportar al visitante a la Semana Santa conquense en cualquier época del año. Tecnología, patrimonio, emoción y fe se funden ahora en un recorrido único por el corazón de la Pasión nazarena.
Ubicado en pleno casco antiguo, en el histórico edificio de la Casa de los Girones, el nuevo museo ha sido diseñado para que el visitante no solo contemple, sino que experimente. Las últimas innovaciones tecnológicas están al servicio de la narrativa expositiva, sumergiendo al público en un ambiente envolvente que recrea el espíritu de la Semana Santa de Cuenca.
La reforma ha respetado y puesto en valor elementos arquitectónicos originales, como el techo de bovedillas de madera, integrándolos con armonía en el nuevo discurso museográfico. Además, se han ampliado y reorganizado los espacios, ahora más accesibles, cómodos y adaptables a distintas actividades y públicos.
Frente al antiguo modelo de recorrido dirigido, el museo propone ahora una experiencia flexible. Aunque existe una ruta recomendada, cada sala está diseñada para ser entendida de forma independiente, permitiendo al visitante crear su propio itinerario sin perder coherencia ni mensaje.
El itinerario sugerido se articula en torno a ocho salas permanentes, a las que se suman una tienda renovada, un espacio didáctico interactivo y dos salas de exposiciones temporales.
La visita comienza con una declaración de intenciones: el Cristo de Marfil, envuelto en tulipas y acompañado por un skyline retroiluminado de Cuenca, recibe al visitante en un espacio que evoca las plazas desde donde parten los desfiles procesionales.
La singularidad de la Semana Santa de Cuenca —representar la Pasión en estricto orden bíblico— se explica aquí con claridad y belleza. Paneles, QR interactivos y carteles históricos guían al visitante por las diez procesiones conquenses.
Diseñada como una capilla, esta sala es un lugar de recogimiento y espiritualidad. Entre las piezas expuestas destacan elementos litúrgicos antiguos y el Calvario de Luis Marco Pérez. La música coral y un contenido audiovisual semi holográfico refuerzan su carácter devocional.
Un recorrido entre paneles informativos y estructuras simbólicas rinde homenaje a los escultores que han dado forma a las imágenes de la Pasión conquense. Preside la sala el manto granate de María Magdalena, una pieza de gran carga simbólica.
Dedicado al gran escultor conquense, este espacio mantiene la esencia del proyecto original de 2014, ahora integrado en el nuevo relato museográfico.
En esta sala, el visitante se convierte en protagonista. Fotografías históricas, documentos y una réplica de una calle del Casco Antiguo con un anda y juego de espejos invitan a experimentar el desfile desde dentro. La emoción se intensifica con audiovisuales y música de las bandas locales.
Es la culminación de la visita. A través de una combinación de proyecciones, espejos y sonidos, esta sala busca que el visitante sienta que forma parte de una procesión real. Una experiencia sensorial que conecta directamente con el alma nazarena de Cuenca.
El museo ha incorporado un espacio didáctico con pantallas interactivas, donde los visitantes pueden aprender jugando sobre procesiones, hermandades, cartelistas o pregoneros. Incluso pueden obtener su propio "certificado nazareno" tras completar un test adaptado por edades.
La recepción y la tienda han sido también rediseñadas para mejorar la experiencia de acogida y establecer un vínculo fluido con el resto de las salas, incluida la zona destinada a exposiciones temporales, que continúa con su vocación dinámica y actualizada.
Entrada
- General: 3€
- Reducida: 1´5€ *
*Consultar condiciones en taquilla del Museo
Un museo que late al ritmo de Cuenca
La remodelación del Museo de la Semana Santa no solo ha supuesto una actualización tecnológica y estética, sino que ha reforzado su misión como espacio vivo de memoria, fe y cultura. Ahora, cada visita es una invitación a sentir la Semana Santa de Cuenca como si estuviera ocurriendo en ese preciso instante. Un auténtico viaje emocional por el alma de una ciudad que se transforma cada primavera.