¿Alguna vez te has sentido imparable en el trabajo después de una noche de pasión? Pues bien, no es casualidad. Resulta que hay una gran conexión en estos dos ámbitos de nuestra vida, y a continuación te la explicamos.
Después de un día lleno de correos urgentes, reuniones eternas y tareas acumuladas, ¿quién no necesita liberar tensiones? En este contexto, el sexo es, sin duda, una de las formas más naturales y efectivas de hacerlo. Esto es porque ayuda a desconectar la mente y regula hormonas como el cortisol, las cuales están directamente relacionadas con el estrés.
Tener encuentros sexuales regulares (ya sean en pareja, en solitario o con la ayuda de juguetes sexuales) puede convertirse en una auténtica terapia antiestrés. Este tipo de liberación emocional y física repercute directamente en cómo enfrentas los retos laborales al día siguiente: con más calma, enfoque y buen humor.
Dormir bien es decisivo para rendir en el trabajo, y aquí el sexo también puede ser un gran aliado para lograrlo. Después de un orgasmo, el cuerpo libera una serie de hormonas (como la oxitocina y la prolactina) que favorecen el sueño profundo y reparador.
Entonces, si al terminar el día logras desconectar del estrés y entregarte a una experiencia sexual placentera, es muy probable que concilies el sueño más rápido y duermas muchísimo mejor. Y todos sabemos lo que una buena noche de descanso puede hacer por nuestra concentración y energía al día siguiente.
Del mismo modo, una vida sexual activa y satisfactoria tiene un efecto directo en la autoestima. Sentirte deseado, deseada o simplemente en sintonía con tu propio cuerpo te da seguridad. Y esa seguridad se traslada, sin darte cuenta, a otras áreas de tu vida, incluida la laboral.
De hecho, cuando te sientes bien contigo mismo, tomas decisiones con más firmeza, hablas con más claridad y te atreves a asumir nuevos retos sin miedo al fracaso. Esa energía positiva se nota, y puede marcar la diferencia en tu día a día laboral.
Asimismo, al estar en sintonía contigo mismo, estableces límites más saludables con compañeros, jefes o clientes. Como resultado, proteges mejor tu energía y evitas desgastes emocionales innecesarios que afectan tu productividad.
Tener una vida sexual plena, además de relajarte, también te pone de buen humor. Esto es gracias a la liberación de endorfinas y dopamina durante el sexo que genera una sensación de bienestar que puede durar horas, e incluso hasta el día siguiente.
Ese cambio de actitud es fácil de percibir, tanto así que las personas que llegan de buen humor a la oficina suelen contagiar su energía al equipo, facilitan la comunicación y ayudan a que el ambiente de trabajo sea más agradable y productivo. En cambio, cuando arrastras mal humor o frustración acumulada, estás más predispuesto a caer en roces, falta de motivación o incluso bloqueos creativos.
Finalmente, hay estudios que relacionan la actividad sexual con un aumento en la creatividad. Esto se debe, en parte, a que el sexo estimula áreas del cerebro relacionadas con la imaginación, la intuición y la toma de decisiones. Sí, tal como lo lees. Tener sexo puede abrir nuevas puertas mentales.
Por tanto, cuando te permites disfrutar del placer y romper rutinas rígidas en la intimidad, es más probable que esa mentalidad abierta se traslade a otros espacios. En el trabajo, eso se puede traducir en ideas frescas, soluciones diferentes y más disposición para colaborar en proyectos nuevos.
Como has podido ver, la relación entre una vida sexual satisfactoria y un buen desempeño laboral no es casualidad. Es el resultado de un equilibrio emocional, físico y mental que se refleja en tu día a día. Así que, si quieres rendir más en el trabajo, no mires solo la agenda o los pendientes… quizás también debas mirar tu dormitorio.