El plan contra la gripe y otros virus respiratorios recomienda ponerse mascarilla siempre que se tengan síntomas, y también cuando se acuda a centros sanitarios y sociosanitarios en momentos de alta transmisión, y en estos casos además se aconseja optar por el teletrabajo si se está enfermo o autoaislarse.
El documento marco para el control de las infecciones respiratorias agudas aprobado por la Comisión de Salud Pública este miércoles mantiene finalmente el uso de cubrebocas como una recomendación, con una propuesta gradual de intensificación de uso a medida que avance la epidemia, pero sin que llegue a ser obligatoria.
Según el texto definitivo consensuado con las últimas aportaciones de varios directores generales de Salud Pública, el ámbito de aplicación del plan será definido por cada comunidad; las autonomías también estimarán cada uno de los cuatro escenarios de riesgo planteados en función de su situación epidemiológica, estableciendo para ello los umbrales epidémicos según su serie histórica.
Después, en coordinación con el Ministerio de Sanidad y el Instituto de Salud Carlos III, revisarán de manera periódica la evolución de los indicadores para valorar, mantener o modificar la definición de los escenarios.
A cada uno de los escenarios le corresponde una batería de medidas, que se aconsejan aplicar de forma escalonada e incremental, de forma que en cada nivel se cumplan las del anterior y se enumeren las medidas adicionales a implementar en cada momento.
- En esta etapa se llevará a cabo la preparación para afrontar la epidemia; se difundirán recomendaciones de vacunación, se evaluarán las coberturas vacunales de la temporada previa y se identificarán grupos no vacunados.
- Se elaborará además material informativo que recoja las principales medidas recomendadas de vacunación, medidas higiénicas, mascarillas, ventilación e interacciones sociales dirigidas a la población general y a colectivos específicos como empresas, escuelas o centros sanitarios.
- En residencias, se seguirán en todos los escenarios las pautas de la 'Guía de actuación para la prevención y el control de brotes de infecciones respiratorias agudas en centros residenciales de personas vulnerables', de 2023, que reforzó la protección en estos entornos.
Entre otras medidas, establece que los trabajadores con síntomas lleven mascarilla de forma continuada o que las personas que los tengan eviten las visitas.
- Facilitar el acceso a la vacuna para garantizar una elevada cobertura en un corto periodo de tiempo.
- Las personas con síntomas deberán usar mascarilla quirúrgica y adoptar medidas higiénicas, especialmente si entran en contacto con personas vulnerables.
- En el ámbito sanitario, los profesionales, pacientes y acompañantes deberán llevarla en unidades con pacientes con riesgo elevado de enfermedad grave.
- Personas con síntomas: uso de mascarilla, higiene respiratoria y lavado de manos frecuente.
Se recomendará el autoaislamiento y se valorará la posibilidad de teletrabajo si las condiciones del domicilio y el estado de salud del enfermo lo permiten.
- Mascarillas para todo el que entre en contacto con personas con alto riesgo de enfermedad grave.
- Limpieza frecuente de superficies que puedan estar contaminadas (tiradores de puertas, barandillas, botones de ascensores, etc.).
- Ventilación frecuente de espacios cerrados de uso común.
- Las personas vulnerables deberán evitar acudir a lugares concurridos y deberán usar mascarilla en sus interacciones sociales.
- En el ámbito sanitario, pacientes, acompañantes y trabajadores de centros sanitarios que entren en contacto con otros pacientes en salas de espera, pasillos, ascensores y otros lugares de tránsito que faciliten la transmisión del virus deben ponerse mascarilla.
- Reforzar coordinación entre territorios.
- Valorar adopción de medidas adicionales y excepcionales.
Los cuatro escenarios de riesgo vienen definidos en virtud de una serie de indicadores, extraídos de varias fuentes de información, entre ellas, el Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias agudas en España (SiVIRA; los datos de capacidad asistencial y registros de ocupación hospitalaria, el registro de procesos de incapacidades temporales (IT) y el sistema de monitorización de la mortalidad diaria (MoMo).
Se considerará además el impacto en las capacidades asistenciales (especialmente la ocupación de camas hospitalarias y de UCI, y el número de consultas infecciones en urgencias) y de salud pública, las características y vulnerabilidad de la población susceptible expuesta y la posibilidad de adoptar medidas de prevención y control.