El Grupo Popular en el Ayuntamiento de Cuenca ha denunciado hoy que el alcalde Juan Ávila no está pagando su aportación al Patronato Universitario “Cardenal Gil de Albornoz”. Los populares denuncian la hipocresía de Ávila exigiendo al Gobierno Regional que aumente el presupuesto para la institución académica, mientras él lleva dos años sin pagar su deuda.
El Ayuntamiento debe 40.000 euros correspondientes a 2012 y 30.000 de 2013, según lo contenido en el presupuesto municipal. Hasta el momento no ha abonado ninguna de estas cantidades.
El PP ha criticado la demagogia del alcalde en este asunto, así como su oportunismo al correr a hacerse la foto con el rector, amenazando con que no va a tolerar que la universidad pierda presencia en Cuenca. Asimismo, confían en que el alcalde no tenga la caradura de presentar una moción instando a la Junta a que aumente su aportación, como anunció la semana pasada, sin que él asuma antes su propio pago. En este sentido, recuerdan además que en las últimas horas Junta y Universidad han acordado un contrato programa que recogerá las necesidades de la UCLM para lo que resta de 2013, y para 2014 y 2015, por lo que no ha lugar esta moción. El Grupo Popular ha valorado este acuerdo entre el consejero Marcial Marín y el rector Miguel Ángel Collado, porque garantizará la tesorería de la universidad y supondrá un compromiso con su sostenibilidad, en clara diferencia con lo que ocurría con el gobierno socialista que dejó en quiebra la institución.
El portavoz del Grupo Popular, Pedro J. García Hidalgo ha recomendado a Ávila que bucee en las hemerotecas y haga un poco de historia, ya que así recordará que el único culpable de la situación de la universidad regional es el gobierno de su compañero socialista José María Barreda, cuya administración dejó a deber a la UCLM 117 millones de euros. Según García Hidalgo, esa es la tónica general de los socialistas: “prometer y presupuestar, pero luego no pagar”. Por el contrario, “la Presidenta Mª Dolores de Cospedal ha logrado garantizar su supervivencia afrontando las deudas que dejaron los gobiernos socialistas anteriores”.
Por último, García Hidalgo ha criticado el afán de Ávila por remover y enturbiar los asuntos de otras instituciones y no ocuparse de sus propios problemas, especialmente en este caso, en el que ha dado muestra de una descarada hipocresía al erigirse defensor de la supervivencia de la universidad, sin cumplir su propio compromiso.