Poco pan y mucho circo

El timo de Tima

Redacción | Lunes 20 de julio de 2015

Para adiestrarlos hay que romperlos. Así de claro y directo ha sido Frank Cuesta en su vídeo dirigido a Christian Gálvez para que recapacite sobre su participación en un programa que colabora con el maltrato animal. Me refiero, como no podría ser de otra manera, a Vaya Fauna.

Todo por la audiencia; no hay otro motivo. Mientras que los programas de verano buscan una manera fresca de entretener, nos encontramos con este esperpéntico espectáculo circense donde queda constancia de hasta qué punto maltratamos a los animales. Porque forma parte de la cadena de maltrato, que nadie lo dude. No importa que nos digan que allí los animales han estado entre algodoncitos y que el objetivo ha sido intentar que los espectadores miren a sus mascotas con los ojos del corazón, pues la verdad es que estamos ante el último eslabón de una cadena de despropósitos donde el animal es lo que menos importa.



 

Vaya Fauna es un escaparate de salvajadas disfrazadas de monadas. Nos venden talento cuando lo que verdaderamente nos dan es el resultado de años de brutales condicionamientos, la mayor parte a base de palos y aislamiento. Si cuando estamos enfermos acudimos y respetamos la opinión de los médicos, hagamos lo propio en estas circunstancias e, independientemente de cómo nos caiga nuestro señor de la jungla, escuchemos lo que tiene que decir al respecto.

Vemos un oso tocando la trompeta y nos parece gracioso, pero no vemos lo que hay detrás. Incluso alguna imprudente dijo que le parecía un Winnie the Pooh de lo más “achuchable” cuando me cuesta creer que Tima, pues así se llama el animal, haya aprendido a hacerlo sin métodos, digamos, de dudosa pertinencia pedagógica.

También nos quieren hacer creer que esos animales, lejos de ser unos desdichados, son unos privilegiados. Que llevan una vida propia de estrellas del celuloide y que muchos, gracias a sus “habilidades”, han tenido una vida mucho mejor que la que llevaban o podrían haber llevado. Nos venden el timo de la segunda oportunidad cuando ni siquiera tuvieron una primera. El timo de Tima, en definitiva.

Pero en este caso, comparando la vida de esos pobres animalejos con la de algunos famosos, quizá incluso lleven algo de razón. ¿Cuántos juguetes rotos han quedado por el arcén del paseo de la fama? Me viene a la mente el caso de Jake Lloyd, el niño que representó el papel de Anakin Skywalker en el Episodio I de la Guerra de las Galaxias, por no citar otros más castizos como el del malogrado Joselito, dos claros ejemplos de cómo es posible, sin maltratos explícitos, llegar a destrozar la infancia de una persona. Lloyd ha llegado incluso a afirmar que la película ha transformado su vida en un infierno viviente. Me pregunto qué diría Tima si pudiera hablar.

 

José Luis González Geraldo.

https://www.facebook.com/joseluis.ggeraldo