Dicen que para poder tener una visión crítica sobre las cosas hay que conocer mundo y coger las buenas ideas que los demás nos ofrecen. Esta misma mañana, manteniendo una conversación con un joven de más de 70 años, ex-trabajador de la empresa ‘Carris’ del transporte público de Lisboa, discutíamos sobre cómo es posible que una ciudad como Lisboa goce de un transporte público tan bueno, con el nivel de vida y la situación económica que sufren los portugueses en este momento.
“8 de cada 10 lisboetas sólo utilizan el coche para viajes largos”. Y parece una tontería, pero sienta bien que en una ciudad de unos tres millones y medio de habitantes puedas dar un paseo y disfrutar de las estrellas, algo que no es posible en algunas ciudades españolas.
Este hombre me decía que ya hace muchos años que en Lisboa sentaron unas bases prioritarias en cuanto al crecimiento sostenible, turismo y movilidad dentro de la clase trabajadora. Él aseguraba que si un trabajador de clase media-baja tiene un camino fácil a su trabajo disponiendo de una buena movilidad pública resulta mucho más productivo, ya que este mismo trabajador está generando productividad y crecimiento al explotar al máximo los recursos públicos. Por no hablar de la gran difusión y el aprovechamiento del turismo sostenible que esta ciudad ofrece y que es fomentado por cada uno de los lusitanos que en ella viven.
Con esto no quiero ni mucho menos echarle flores al Gobierno lisboeta ni al portugués, que está claro que en muchos otros aspectos dejan bastante que desear, sino que mi intención es incitar a hacer una reflexión para crear y fomentar modelos de ciudades más sostenibles y accesibles, explotando y promoviendo los recursos que cada una de ellas tiene. Sería totalmente irresponsable por nuestra parte pensar en volver a generar crecimiento y reforzar nuestra economía sin hacer un análisis e intentar crear modelos económicos diferentes.
Y todo lo contrario a esto es poner unos armazones de hierro como macetas en la Plaza Mayor de Cuenca (Ciudad Patrimonio de la Humanidad) que reducen la movilidad y que ni mucho menos alegran la vista, unido a un sistema de transporte público muy deficiente, con el cual es imposible cumplir un horario debido a la falta de autobuses y a la mala fijación de líneas e itinerarios. O decir que se fomenta la bicicleta como medio de transporte por la ciudad, pero el sistema de alquiler no funciona y se está construyendo un carril bici sin cumplir con los mínimos estándares de calidad y con cuyo diseño está en contra la mayoría de la población.
Son claros ejemplos de lo que no se debe hacer, mientras que lo correcto sería fomentar los recursos sostenibles de cada ciudad que tanta falta nos hacen.
Manuel Martínez Gascueña
Secretario General de Juventudes Socialistas de Cuenca
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