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Diez medidas que pueden tomar las ciudades para minimizar las olas de calor
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Diez medidas que pueden tomar las ciudades para minimizar las olas de calor

domingo 06 de agosto de 2017, 13:30h

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En los últimos años hemos visto cómo, debido al cambio climático, diferentes provincias de nuestro país, se ven afectadas por las cada vez más frecuentes olas de calor durante la época estival, batiendo todos los récords de temperaturas. Según datos de AEMET, el pasado mes de junio fue el más cálido desde 1965, con un aumento de 3ºC en la temperatura media de los últimos 30 años. Más concretamente, se superaron las máximas en 15 provincias batiendo incluso, en algunos de los casos, las máximas absolutas registradas.

En este contexto, es cada vez más necesario buscar medidas para combatir estos episodios y las ciudades comienzan a perfilarse como un actor clave a la hora de conseguirlo. No sólo su propia fisionomía sino que, a través de la ingeniería, se convierten en un elemento primordial y urgente para mejorar la operación sostenible de los edificios, consumir menos energía, aportar salubridad y mejorar las condiciones de vida de los habitantes.

Para ello, Susana Saiz, Associate en Sustainability and Energy Consulting de Arup, firma global de diseño y consultoría del entorno construido, define los diez consejos para minimizar las olas de calor en las zonas urbanas:

1. Evitar la radiación solar

Una de las principales medidas para minimizar el disconfort térmico durante episodios de olas de calor es evitar la radiación solar directa, integrando en la trama urbana elementos de sombreado que garanticen recorridos peatonales sin exposición solar. Espacios de sombra proporcionada por soluciones naturales tales como árboles y arbustos de tamaño mediano; o construidas, como pérgolas o cubiertas, son algunos ejemplos de ello.

2. Reducir el calor re-irradiado por las superficies expuestas al sol

La radiación solar cala en los distintos materiales que configuran el entorno urbano. Las carreteras, fachadas o cubiertas son superficies duras y oscuras que absorben mayor cantidad de calor que aquellas más claras o con vegetación. Esto las convierte en sumideros de calor que alcanzan temperaturas muy altas y que devuelven esa radiación al ambiente calentando el aire y provocando un aumento aún mayor de las temperaturas, especialmente por la noche.

3. Integrar vegetación en los recorridos urbanos

La vegetación tiene múltiples beneficios para el ecosistema, pero en el caso concreto del control microclimático, su contribución es clave. Además de funcionar como elemento de control de radiación directa, controla la humedad relativa y contribuye a reducir la temperatura. Asimismo, los sustratos que sustentan la vegetación constituyen por sí mismos reservas de agua que también ayudan a regular la temperatura efectiva a nivel de suelo y a crear microclimas con mejores condiciones térmicas, así como un mecanismo efectivo para controlar el efecto de las olas de calor.

4. Mejorar las envolventes de los edificios


a. Optimizar los niveles de aislamiento de las fachadas y cubiertas previene la transmisión térmica y ayuda a mantener unas temperaturas de confort en el interior de los edificios por más tiempo. Esto, combinado con una selección de colores claros que reflejen la radiación solar, contribuye a moderar el consumo energético asociado a la refrigeración.

b. Reducir la superficie acristalada, ya que es una entrada de radiación directa y proporcionar elementos de sombrado, como repisas, que eviten la radiación directa sobre los vidrios.

c. Incluir acabados claros o cubiertas vegetales en fachadas para reducir la temperatura superficial, manteniéndola cercana a la del aire, y reducir así la transmisión de calor hacia el interior.

5. Reducir el calor residual antropogénico

El calor emitido por fuentes antropogénicas -derivadas de la actividad del ser humano- intensifica las olas de calor. La reducción del calor residual emitido por vehículos y sistemas de clima es una estrategia que puede mejorar las condiciones microclimáticas, especialmente durante episodios de altas temperaturas. Esta medida incluye la limitación del tráfico emisor, promoviendo el transporte alternativo y eliminando así el nivel de calor emitido.

6. Integrar en la trama urbana puntos de “enfriamiento”

La creación de puntos fríos en los que las personas con menor nivel de recursos propios, como sistemas de refrigeración domésticos, puedan sobrellevar las altas temperaturas resulta esencial. Estos puntos fríos incluyen tanto centros sociales a cubierto como áreas exteriores sombreadas dotadas de elementos de agua que puedan usarse para refrescarse, como las plazas de chorros de agua.

7. Prevención

Una buena previsión meteorológica es clave de cara a poner en marcha planes de acción específicos para combatir las olas de calor. Así, es necesario identificar los grupos y zonas más vulnerables de la trama urbana para poner en marcha planes de emergencia durante estos episodios. Prueba de ello es el hecho de que en 2012 se atribuyen 3 millones de muertes prematuras en el mundo cada año por la exposición a una mala calidad del aire.Según los datos del Instituto de Salud Carlos III, las olas de calor han causado más de 13.000 muertes en España, especialmente en los núcleos urbanos.

8. Educación

El lanzamiento de campañas de educación ciudadana con recomendaciones y protocolos a seguir durante las olas de calor, principalmente para los grupos vulnerables, resulta imprescindible. Consejos como evitar la exposición en las horas más críticas del día o beber una mayor cantidad de agua pueden ayudar a combatir las altas temperaturas.

9. Asegurar los suministros (energía y agua)

Asegurar la resiliencia de las infraestructuras durante los episodios de olas de calor es una medida fundamental para garantizar el bienestar. Una correcta planificación y gestión municipal tanto de la demanda energética como de agua debe ser integrada como medida que garantice la resiliencia urbana durante estos episodios.

10. Monitorización y respuesta

Dentro del concepto de Smart City, la integración de sistemas de monitorización en tiempo real en las ciudades, con una sensorización que permita identificar las áreas con mayor impacto durante las olas de calor, proporcionaría una capacidad de respuesta inmediata a los servicios de emergencia y un menor impacto sobre la sociedad, incrementando su resiliencia ante estos impactos.

“Desde Arup, contribuimos a la definición de este tipo de estrategias naturales. Ejemplo de ello es nuestro trabajo de consultoría con el Ayuntamiento de Madrid en el proyectoMadrid+Natural. Se trata de facilitar la adaptación de los espacios urbanos al cambio climático y crear microclimas que ayuden a sobrellevar mejor las olas de calor”, señala Saiz.

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