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Policías protegidos con mascarillas en la ciudad de Seattle (Estados Unidos)
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Policías protegidos con mascarillas en la ciudad de Seattle (Estados Unidos)

La gripe española de 1918-1920: lecciones del pasado

jueves 14 de mayo de 2020, 12:17h

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En los tiempos actuales de la pandemia producida por el Covid-19, resulta de especial interés el estudio de problemáticas similares que padeció la población mundial en épocas pasadas. Entre ellas, la más reciente y una de las más mortíferas de toda la Historia, fue la pandemia de gripe mal llamada española de 1918-1920. El causante de esta pandemia fue un brote del virus de Influenza A del tipo H1N1. Algunos de sus síntomas eran fiebre alta, disnea, extremo agotamiento y pulso rápido, entre otros.

Durante este período, el mundo estaba todavía inmerso en un cruel conflicto que marcaría para siempre el destino de Europa: la Primera Guerra Mundial (1914-1918). La enfermedad que causaría estragos en todo el mundo, fue reportada por primera vez el 4 de marzo de 1918, en Fort Riley, en el estado de Kansas (Estados Unidos). Sin embargo, otras investigaciones apuntan a un brote de gripe ocurrido meses atrás en casi todos los campamentos militares de Estados Unidos. El primer caso de mutación del virus se dio en la localidad francesa de Brest, el 22 de agosto de 1918. A través de este puerto, entraba la mitad de las tropas provenientes de Estados Unidos, diseminando la enfermedad por el continente europeo. Por aquel entonces ya eran cerca de millón y medio de estadounidenses afectados.

Desde Francia, la gripe se expandió a Reino Unido, después a Italia, a Alemania y por último a España. Se le acuñó ‘gripe española’ por el hecho de acaparar mayor atención en la prensa de España que en la del resto de Europa. Esto fue debido a la neutralidad de nuestro país en cuanto al conflicto que estaba desangrando al continente. Los países combatientes optaron por la censura en cuanto a la información relativa a la enfermedad, ya que según su criterio, ello hubiera dañado la moral de sus ejércitos. Por esta razón, nuestro país se llevó el triste honor de poner nombre a esta enfermedad. En el resto de Europa, preocupaba enormemente la situación en el frente y en cómo estaba afectando la gripe en sus filas, produciéndose la saturación de los hospitales militares y la cancelación de algunas ofensivas.

Para el año 1919, ya con el conflicto concluido, la enfermedad rebajó su virulencia aunque regresaría con fuerza en 1920. La gripe española acabó desapareciendo tan rápido como se había originado. Este hecho pudo deberse al desarrollo de inmunidad frente a la gripe de la mayoría de la población superviviente.

Se desconoce la mortalidad total producida por el brote de ‘gripe española’ de 1918-1920. Sin embargo, algunos estudios apuntan que afectó al menos a un tercio de la población mundial, aproximadamente 500 millones de personas, con una tasa de mortalidad que varía en torno al 10-20%. Esto significa el fallecimiento de un 3-6% de la población mundial total de aquel entonces. Algunas estimaciones hablan de 40-50 millones de muertos, aunque otras fuentes elevan el número hasta 100 millones. Esto es debido a la escasez de un servicio sanitario eficaz presente en muchos países afectados que pudiese llevar a cabo un registro fidedigno. En España se calcula que produjo la muerte de alrededor de 200.000 personas (el 1% de la población), llegando a afectar al mismo rey Alfonso XIII, el cual logró sobrevivir. A diferencia de anteriores brotes, esta enfermedad afectó de manera muy especial a la población joven de 20 a 40 años.

Los remedios de la época para intentar contener la enfermedad fueron muy diversos y variopintos. Tristemente la vacuna todavía no había sido descubierta. Se utilizaron aspirinas, las tradicionales sangrías o la administración de oxígeno sin los resultados esperados. También hubo casos de charlatanes que ofrecían remedios mágicos a aquellos incautos a los que pudiesen engañar. Tan solo un remedio pudo probarse eficaz contra la enfermedad: la trasfusión de sangre de pacientes recuperados a nuevas víctimas.

A pesar de todas las pandemias sufridas por la Humanidad a lo largo de la Historia, siempre se ha logrado salir adelante en todas y cada una de ellas, gracias al sacrificio y el esfuerzo del conjunto de la sociedad.

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