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En el corazón de la Furia

Por Nahuel Briscek
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viernes 10 de diciembre de 2021, 19:44h

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Las buenas batallas aparecen cuando superas una lista de adversidades. Las mejores batallas son las que quedan en las retinas y recuerdos de por vida. Aquellas que marcan un antes y un después pueden clasificarse como batallas históricas. Era la temporada 2004-05 cuando, el aquel entonces Edenca Ciudad Encantada, viajaba a Navarra para enfrentarse en una final ante el Anaitasuna. Ambos equipos luchaban por una de las plazas a la categoría de plata del balonmano nacional. Corrían los últimos diez minutos de partido mientras la derrota parecía ser el destino final. No obstante, desde las cenizas del esfuerzo, surgió una pasión. Un sentimiento que levantó en volandas al equipo conquense. Llegó el nacimiento de una filosofía. Nació el Eespíritu Pamplona”.

Si de algo puede presumir el balonmano en Cuenca es de su afición. La Furia Conquense es una peña de aficionados que apoyan al CDB Balonmano Ciudad Encantada. El club, conocido por motivos de patrocinios como Incarlopsa Cuenca, se puede jactar por ser uno de los equipos cuya afición se vuelca más con su primer equipo. Quien ha probado la dulce miel de vivir un partido en El Sargal siempre califica la experiencia como inolvidable e increíble. Más allá de las exclusiones, paradas, goles o distintas facetas del juego, hay un grupo humano que ven una excusa perfecta reunirse semana a semana para disfrutar de la fiesta del deporte.

Forma parte de la realidad desde ese partido en Pamplona. A partir de ahí, la afición del balonmano conquense se incrementa con el paso del tiempo. La furia ha disfrutado de partidos que quedarán en su retina para toda la vida. Partidos como la Copa Asobal (como local) de 2019 ante el Barça multicampeón de España; finales a ocho de Copas del Rey en Alicante (2019) y Madrid (2020) con grandes movimientos de sus aficionados; desplazamientos a pabellones de toda Europa, como Alemania (en el SAP Arena) o Francia (Le Parnasse).

La pandemia y sus restricciones de aforo han afectado al crecimiento de ambas partes. Tras años donde el club ganaba partidos por su público, la temporada 2020-21 fue de las más duras de los últimos años. Dejando muchos puntos que, en caso de que estuviesen con su furia, no se hubieran escapado de Cuenca. No obstante, las restricciones no están influenciando a los jugadores y, se podría decir, que el club ya ha vuelto a la normalidad.

En este fotorreportaje, he querido llevar a cada uno de los lectores a vivir una tarde siendo parte de la grada del Sargal. Estas fueron sacadas el pasado viernes 3 de diciembre en el partido de la jornada decimocuarta de la Liga Sacyr Asobal entre el Incarlopsa Cuenca y el Recoletas Atlético Valladolid, el cual terminó con victoria conquense por 26-24.

Un escudo, unos colores, una institución, un grupo humano. Este es el escudo de la peña de aficionados furia conquense. Desde aquel 29 de abril de 2005, la pasión y el amor por los colores de su equipo no han cambiado. Han sufrido contra los equipos de la División de Honor Plata y ante los mejores de Europa.

Momentos antes del partido, los peñistas y aficionados se acercan para recoger su entrada y ser parte de la fiesta que se disfrutará en el 40x20. Siempre abren las puertas a aquellas personas que quieren seguir su forma de entender esa pasión.

El recorrido desde la puerta a las gradas. A la butaca donde disfrutarán cada gol de los suyos, sufrirán cuando los rivales vayan por delante o criticarán cada aspecto que no esté a favor de sus intereses. Siempre con camisetas, bufandas, sudaderas para ser el octavo jugador de su equipo.

Aquellos fanáticos que busquen ampliar su colección pueden hacerlo durante cada partido en casa. La elástica rojiblanca (la primera equipación) y la cian-negra (segunda camiseta) se pueden adquirir antes de cada choque. Además de tener la opción de conseguirlas en la sede del club, se venden, tanto de adultos como de niños, siempre que se juega en casa.

Uno de los valores del deporte es la pasión, algo fundamental en el juego por parte de aficionados y jugadores. Generación tras generación son muchas las personas que defienden sus valores sin importar la edad o que lo inculcan en los más jóvenes.


Ni el sexo. Aunque por historia el deporte de contacto se haya asociado a los hombres, cada vez son más las mujeres que forman parte de este espectáculo. Con el paso del tiempo, son cada vez más las aficionadas que copan El Sargal siempre que su equipo juega.

¿Qué mejor plan familiar para recibir al fin de semana que ir a ver al Incarlopsa Cuenca? La familia lo es todo y los momentos que han compartido disfrutando del mejor balonmano de España es una de las costumbres que muchos conquenses tienen el lujo de permitirse ver. Inclusive a los mejores de Europa, en la edad de oro del equipo castellanomachego.

Saltan los guerreros al parqué. Los jugadores del equipo que representa a la ciudad y la afición se encuentran por primera vez en toda la tarde. Llegó el momento que ambas partes esperaban con especial ansia durante los últimos días.

La fiesta ha comenzado. Los gritos, aplausos, ruidos de los bombos y bufandeos forma una única voz. El pabellón entero retumba por un grupo de aficionados que comparten un mismo objetivo: animar a los suyos.

Ese sentimiento es mutuo. Afición a jugadores y jugadores a afición forman una simbiosis perfecta desde el momento en el que el árbitro da la orden de iniciar el juego. Samu Ibáñez, portero del Ciudad Encantada, incita a la furia a estallar como él después de su parada.

La tensión de que en cada momento del partido la victoria puede ser rival. Los nervios que puede conllevar que tu equipo necesita ganar y no lo está haciendo, puede transformarse en frustración cuando no están de acuerdo con una decisión tomada por el árbitro.

Los partidos se ganas con goles. Estos se celebran, más aún si son partidos duros, con toda la euforia posible. Los ojos miran al balón y, que cruce una línea, puede despertar alegrías en muchos espectadores y rabias en muchos rivales.

Cada uno estalla de la manera que elige. Pero, cuando se consigue una hazaña y algo que puede marcar un antes y un después, muchos son los que se dejan llevar. Una vez más, la fusión entre los dos protagonistas de este fotorreportaje, frente a frente y a instantes de unirse en un abrazo.

Como dijo Henry Ward “la gratitud es la flor más bella que brota del alma”. Jugadores y aficionados se despiden, tras un partido de infarto, agradeciendo su labor. Por haber apoyado durante más de una hora de juego y por haber dejado la vida en la pista con su victoria.

El después. Han pasado momentos de alegría, tristeza, frustración, rabia u otras sensaciones distintas. Así queda la grada, una vez acabado el partido. Las butacas y esa sección de la grada se quedarán vacía hasta el próximo partido.

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