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31 de mayo, vuestra fiesta

31 de mayo, vuestra fiesta

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
domingo 03 de junio de 2012, 11:49h

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Leo con atención la carta titulada ’31 de mayo, nuestra fiesta’ que la presidenta de Castilla guión La Mancha envía a la prensa con motivo del día del engendro autonómico que solo la casta celebra. Simplemente, para llorar. Se confirma lo que muchos castellanistas intuíamos: tampoco doña Cospedal (PP), como sus antecesores Bono y Barreda (PSOE), conocen un mínimo de la Historia de esta tierra de caciques. Bueno, ni de Historia, ni de geografía ni de leyes, ni de gramática castellana… tal y como voy a demostrarles. Advierto de antemano que puede hacerles sentir vergüenza ajena lo que van a leer acerca de todos los ex presidentes de la Junta de Comunidades.



Verán, resulta que la presidenta cree que ‘Guadalajara es la provincia que nos aporta su sentir castellano para conformar la realidad de nuestra comunidad’. Y llueve sobre mojado. Hace ocho días (22/05/2012) declaraba sin pestañear en la capital de la Campiña del Henares: ‘esta región se llama Castilla precisamente gracias a Guadalajara y a algunas partes de Toledo’ (puede verse en vídeo del canal CNC de ese día). La ignorancia de esta señora sobre los límites y la historia de Castilla solo está a la altura de sus predecesores Bono y Barreda, y quedó por escrito, esta vez en nota de prensa oficial del 21/05/2012 (puede consultarse en la web oficial de la Junta) donde afirmaba que   ‘Guadalajara, una tierra que, junto a parte de la provincia de Toledo, nos recuerda las señas de identidad castellanas que nos hacen configurar la realidad de una región que hoy es Castilla-La Mancha’. Y sin despeinarse, oigan, lo que solo Guadalajara ‘le recuerda’ a esta señora.

Fue hace un año aproximadamente cuando, en plena campaña electoral, ya nos avisó de su ignorancia: ‘somos Castilla gracias a Guadalajara’ soltó en un mitin en un pueblo guadalajareño delante de Gallardón, otro que tal baila, a la sazón alcalde de Madrid. Es decir, que después de cuatro veces, no deja lugar al posible error. Todos los presidentes de la Junta de Comunidades tienen en común creer que Castilla (región) y La Mancha (comarca y punto) son dos cosas distintas al mismo nivel pero ‘arrejuntadas’. Ni siquiera se han parado a pensar que entre ambas palabras no hay una conjunción ‘y’ (que denote que son cosas distintas unidas) sino un guión (que denota que una es una parte del todo).


Castilla, es un viejo e histórico reino (sí, he dicho histórico, de los históricos de verdad), entre cuyos territorios ‘primigenios’ o nucleares, se encuentra Castilla la Vieja por un lado, y Castilla la Nueva por otro, conceptos geográficos que hacen referencia a las sub-mesetas septentrional y meridional respectivamente. No existen pues ‘dos Castillas’ como algunos dicen, ni dos mesetas, sino una única Castilla y una única meseta, si bien, desde el punto de vista estrictamente geográfico sí puede hablarse de ‘dos Castillas’. Durante la chapucera Transición (al menos en temas territoriales), a cuatro lumbreras de la UCD y del PSOE se les ocurrió destrozar Castilla la Nueva y crear fronteras administrativas internas en la sub-meseta donde nunca las hubo ‘para acercar la administración al ciudadano’, dijeron entonces los aspirantes a cuantas más poltronas para todos mejor, y repiten aún hoy con desvergüenza sus herederos.


Así se justificó separar a Madrid de su región natural, cuyo peso demográfico amenazaba las aspiraciones a sillón de muchos contra toda lógica geográfica, histórica y funcional. Sucedió que restado Madrid, Guadalajara quedaba como una chepa, como un pegote, en el nuevo mapa regional en el cual se incluyó a Albacete. Esta última provincia, en contra de lo que muchos creen, sí formaba parte históricamente en sus dos terceras partes de Castilla la Nueva (adjunto mapa del geógrafo real, don Tomás López de 1785, para los incrédulos que estudiaron la EGB durante el franquismo). Los malditos mapillas del franquismo, donde no aparecía incluida, son otro falso histórico más. Albacete, como también la conquense comarca de Utiel-Requena, también en la meseta, aparece en Castilla la Nueva como pueden comprobar. Albacete es esencialmente castellana por una sencilla razón: la moderna provincia de Albacete fue creada a costa de tierras castellanas arrebatadas a Cuenca (Tierra de Jorquera, etc.) y a Ciudad Real en sus dos terceras partes. El otro tercio, efectivamente, pertenecía a Murcia.



Aclaradas las nociones básicas de historia que ninguno de los tres presidentes de CLM hasta la fecha tienen, como se ve, vamos a profundizar en las geográficas y gramaticales, no sin antes recordar que el señor Barreda es profesor, nada menos, que de la Universidad de CLM y licenciado en Geografía e Historia, plaza que se sacó, ¡oh!, casualidad, casualidad, siendo consejero de Educación de la Junta de Calamidades.


La Mancha, por el contrario, es una comarca castellana más y punto, que no por tener una posición central, o una gran extensión, es más que el resto. Fue un disparate elevar a la categoría de región a una comarca por encima del resto, ¿por qué no Castilla-La Alcarria o Castilla-Los Montes de Toledo nos preguntamos muchos? a fin de cuentas ambas comarcas también exceden los límites de una provincia.


"Fue un disparate elevar a la categoría de región a una comarca por encima del resto, ¿por qué no Castilla-La Alcarria o Castilla-Los Montes de Toledo nos preguntamos muchos?"

Disparate, para desgracia de todas las demás comarcas (en todas las provincias del engendro hay comarcas no manchegas), ahora anuladas, y de la propia autonomía, pues es lo que ahora impide una mínima cohesión e identificación regional[1]; y de La Mancha misma, pues desdibuja y falsea a la auténtica Mancha (que al parecer ahora llega hasta Sigüenza y Cañete, ¡con un par!), una tierra hermosa y próspera no tan seca como su árabe nombre indica. Eh aquí la causa de que CLM sea, con diferencia, la autonomía menos consolidada entre sus ciudadanos, y cuya bandera no sea más que un trapo (útil solo para limpiarse los zapatos) frente al histórico pendón cuartelado de castillos y leones del que fue nuestro país durante 700 años aproximadamente: Castilla. Les contaré una anécdota: hace 5 años era imposible encontrar un solo fabricante en toda España que confeccionase el pendón rojo carmesí de Castilla. Hoy lo ofrecen todos, y sus ventas, me consta, crecen. Algo está cambiando.

Eh aquí la causa de que CLM sea, con diferencia, la autonomía menos consolidada entre sus ciudadanos"


La Mancha, como La Alcarria, como La Sagra, La Campiña del Henares, La Mesa de Ocaña, El Campo de Calatrava, El Campo de Montiel, Los Llanos, La Rioja o La Tierra de Cameros, por citar solo algunas, son comarcas, concepto geográfico, que cualquier niño castellano tiene claro, no así nuestros presidentes. Observen una cosa, todas las comarcas van precedidas de un artículo, ‘la’, el’, ‘los’ o ‘las’. A nadie se le ocurre en cambio decir La Castilla o La Galicia, pues no son comarcas (las regiones-autonomías-países no llevan artículo, las comarcas sí). ¡Ven cómo no saben ni gramática!
Ninguno de los tres presidentes ha caído en la cuenta, o quizás sí, pero prefieren mantener el bodrio autonómico y ‘crear región’, en plan cutre, todo sea dicho, en torno al vino, al queso manchego y al manoseado Quijote (texto universal convertido por la Junta de Calamidades en un polideportivo, en un casino, en una ruta turística, en un pelotazo urbanístico, en un aeropuerto peatonal y en lo que se tercie… para ‘hacer región’). Con lo fácil que era haber mantenido unida ésta sub-meseta (Madrid nunca debió separarse) y su nombre histórico de Castilla la Nueva…


Y es que de la misma forma que todas las rapaces son aves, pero no todas las aves son rapaces, todos los manchegos son castellanos, si bien, no todos los castellanos lo son manchegos. ¿Tan difícil era? ¿Verdad que daría la risa oír Andalucía-Las Alpujarras o Cataluña-El Ampurdán? Pues aquí, nuestra ignorante casta política, da igual PSOE que PP, tan a gustito.


"¿Verdad que daría la risa oír Andalucía-Las Alpujarras o Cataluña-El Ampurdán?"

Castilla anda anestesiada, va siendo hora de despertarla, de sacudirla, de agitarla, cueste lo que cueste… o precisamente por eso, porque nos cuesta dinero, y mucho, pues el troceamiento sufrido y reparto de su tierra por distintas autonomías es la causa de nuestra actual postración, debilidad, irrelevancia y ninguneo permanente tanto en los ámbitos político como económico, cosa que ahora, descomunal crisis mediante, se torna incluso en inoperancia. Ninguna de las autonomías castellanas por separado, salvo Madrid, es viable. ¡Unámoslas! Ahora es la hora.



Existe un innegable proceso de ‘mancheguización’ auspiciado desde la Junta que irrita al resto de comarcas e impide la consolidación de esta autonomía. ¡Panda de irresponsables! Ni que decir tiene que los manchegos nada de culpa tienen en ello. Los manchegos también son víctimas. Y claro, eso, en Guadalajara, donde ni una hectárea de la provincia es manchega, provoca un desafecto total. Pero no solo en ella. Cada vez que en la tele oigo eso de ‘capital manchega’ al referirse a Cuenca o Toledo se me eriza el bello… y a ustedes que me leen también.

Nuestra casta, allá por la Transición, renombró al nuevo engendro autonómico salido de la trituradora de Castilla, como Castilla guión La Mancha (la casta lo pronuncia ‘cajtillalamancha’) como quién pone nombre en la puerta de su finca o chalet en el pueblo ‘Villamargarita’. No iban tan desencaminados, total, ¿qué no es esta tierra sino una finca de caza con cortijo donde manda el hijo y nieto de cacique? (Barreda, que esconde título nobiliario, es hijo de terrateniente, Bono de ex falangista y doña Cospedal… pues no lo sé, pero que viste en la calle Serrano modelitos no aptos para el sueldo de abogada del Estado es innegable).


Y a nuevo invento administrativo-institucional, nuevo gentilicio para los súbditos de la finca, pues a partir de entonces desaparecemos como pueblo castellano (cuya etno-génesis se sitúa en las montañas cantábricas fruto de la fusión del elemento hispano-romano, hispano-godo y los restos céltico-cantábricos) en estas tierras para ser sustituidos por el de ‘castellano-manchego’, cualquier cosa que esto sea (y cuya etno-génesis se sitúa… en un edificio de funcionarios o en la sede de algún partido político). ¡Patético, oigan! Ustedes y yo somos castellanos a secas y punto.


Habrán notado ustedes que no por casualidad he puesto como ejemplos de comarcas castellanas a La Rioja y la Tierra de Cameros, ambas en Logroño (Castilla la Vieja). No solo en Castilla la Nueva fuimos infectados del virus político de las poltronas para todos y la ‘mancheguización’ (o similares), que propició tantas autonomías castellanas como grupos de caciques organizados había en la Transición. En Castilla la Vieja pasó algo parecido. Las provincias de Santander y Logroño, ambas en la mismísima cuna de Castilla, iniciaron su particular proceso de ‘cantabrización’ la una (según el cual en La Montaña habitan los descendientes directos de Asterix, que es algo así como si Madrid alega en defensa de su autonomía que son carpetanos, y decidieron sacarse de la manga a Cantabria. Cualquier día Madrid pasa a llamarse Carpetania); y de ‘riojanización’, la otra. La Rioja, ya sea Alta, Media o Baja, no es sino la comarca ribereña, según tramos, del Ebro. No todo es Rioja en Logroño, también existen las Sierras de la Demanda o La Tierra de Cameros, ahora ninguneadas. Como ven, el desastre en toda Castilla fue mayúsculo.


Ni historia, ni geografía ni gramática, pero ¿y de leyes? Según el pastelero y disgregador Estatuto de Castilla-La Mancha, el gobierno de este trozo de Castilla se llama, oficialmente, Junta de Comunidades, algo que recuerda vagamente a las Comunidades de Villa y Tierra, institución genuina castellana, y que han decidido pasarse también por el arco del triunfo. No hay más que ver los letreros oficiales de obras en carreteras, etc. de la propia Junta desde los últimos años del manirroto Barreda para acá para ver como la leyenda ‘Junta de Comunidades’ ha sido sustituida en no pocas ocasiones por ‘Gobierno de CLM’. ¿Es esto legal? Bono y Cospedal, que son abogados de formación, debieron recibir el título en una tómbola, al igual que Barreda el suyo de geografía e historia. Memorable por cierto una frase de éste último, diciendo, a propósito de un trasvase-expolio de agua que ‘Castilla-La Mancha no es verde, es una tierra seca y llana’ como ‘argumento’ para oponerse. Este señor no ve más allá de La Mancha, la grandiosidad de la misma le queda pequeña.


Señores del PPSOE, el 31 de mayo no es ‘nuestra fiesta’, en todo caso es la suya, disfrútenla. Para los ciudadanos castellanos de esta sub-meseta no es más que un día de vacaciones. Nuestra fiesta, la de la auténtica Castilla orgullosa de serlo, es el 23 de abril, día cervantino y de conmemoración, que no celebración, de la Batalla de Villalar.

 

Javier Martínez.

 

[1] Y si no, lean este extracto de un digital guadalajareño: “El viernes, en Azuqueca de Henares, la propia Cospedal […] en una frase que nadie ha recogido para los anales: ‘Me siento orgullosa de ser castellana con todos vosotros. Guadalajara es la provincia siempre olvidada y va a ser una prioridad para el PP’. Populismo puro y en vena. Ya estamos todos. […] Lo dijo Cospedal y en esos breves segundos se constataba que posee la tan rentable capacidad para decir lo que más conviene, sea quien sea el que te escucha. Un logro que hasta ahora siempre se le había negado a la secretaria general del PP por aquello de estar más en Génova que en La Mancha. Y ahora, va, y nos sale castellanista en Guadalajara, la irredenta piedra en el zapato de Bono y de Barreda, donde llamarte manchego es peor que mentarte al padre, a la madre y a toda la dinastía. O a Cospedal le funcionan bien los asesores o es más lista de lo que le reconocen. O las dos cosas a la vez”.


(Augusto González, periodista, en ‘Cospedal, esa castellanista’, La Crónica de Guadalajara, 28/02/2011)

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