www.cuencanews.es
A la SOPA boba

A la SOPA boba

Por Redacción
x
localcuencanewses/5/5/16
lunes 23 de enero de 2012, 01:05h

google+

Comentar

Imprimir

Enviar

El FBI ha encarcelado preventivamente al fundador y tres socios del conocido portal de descargas Megaupload, cerrándolo al mismo tiempo y marcando un antes y un después en cuanto a descargas en Internet se refiere: sean éstas legales o ilegales.

Este suceso ocurre tan sólo un día después de las protestas llevadas a cabo contras dos proyectos de ley norteamericanos: SOPA y PIPA, dirigidos a contrarrestar las descargas ilegales. Ambos íntimamente en consonancia con los principios de la más conocida ley Sinde.

 

No me posicionaré a favor ni en contra de los supuestos mafiosos de Megaupload. Y digo mafiosos porque los cargos de los que se les acusa pondrían serle atribuidos al mismísimo Tony Soprano. Pero sí romperé una lanza a favor de la libertad de expresión de sus usuarios.

El cierre de Megaupload, que tan sólo es el comienzo, afecta tanto a material legal como ilegal, a todo lo que en sus servidores se aloja: fotos del nieto para el abuelo, proyectos de trabajo y de estudio, creaciones propias de los usuarios, y un largo etcétera. Muchos utilizaban el portal como un disco en la nube.

Por supuesto que deben respetarse los derechos de autor pero, ¿a qué precio? Es lícito pensar que lo que este tipo de acciones conseguirá será que volvamos a ser consumidores pasivos de todo aquello que se nos presente bajo las narices por los peces gordos de turno, eso sí, previo pago.

Un pago que, pese a ser plausible y deseable, pues los autores pueden y deben vivir de sus creaciones, en ocasiones es un tanto excesivo. Las discográficas y editoriales se defenderán argumentando que el precio sube porque las compras bajan, y que las compras bajan porque la gente se las descarga de manera ilegal.

Precios altos porque somos pillos, quizá por eso los alemanes pagan y fichan sus billetes de metro aun cuando casi nada les impide viajar gratis.

Será porque saben que si no pagan hoy un precio moderado, mañana será el doble: las barreras que limitarán el acceso con detectores y el personal de seguridad, control y reparación conllevan gastos que, al final, recaen en el usuario. ¿Funcionaría eso en España?, hoy en día puede que no, pero todo es cuestión de educación y cultura.

Una cultura que no tiene por qué ser cara, es más, puede incluso llegar a ser gratuita de manera cíclica y totalmente gratuita si la identificamos con la educación. Echemos un vistazo al éxito que rodea a las aplicaciones de las tabletas y, más en especial, a la de su máximo heraldo: el iPad y su Apple Store.

En dicha tienda podemos encontrar aplicaciones que cumplen lo que dicen y que, por norma, no suelen superar los cinco euros de precio. En no pocas ocasiones, tan sólo durante unos días y para favorecer el boca a boca (e-mail a e-mail, whatsApp a whasApp), muchas de ellas pueden encontrarse por tan sólo 0,79 €. Un precio que no es abusivo y fomenta que este tipo de iniciativas sigan adelante.

El futuro no se basa en vender cosas caras a unos pocos, sino en vender cosas ridículamente baratas… pero a todo el mundo. Es más, esas ventas van encaminadas a darnos acceso a la cultura, no a darnos la cultura físicamente hablando. Del acopio derivado de la sociedad de la información hemos pasado al acceso de la sociedad del conocimiento.

Hay que pagar por la cultura de ocio, sin duda, pero no seamos tan necios de tragarnos sólo lo que algunos nos vendan como bueno. Todo esto es compatible con un sistema de acceso a archivos legales y de bajo o moderado coste. Spotify o Netflix, para música y para video respectivamente, son tan sólo dos de los ejemplos más conocidos. Aunque así sigan diciéndonos lo que hay que consumir al menos tenemos un mayor rango de elección. Pero, ¿qué hay del músico que comparte gratuitamente su música a través de la red?, ¿quién nos asegura que la siguiente en ser aniquilada no será Dropbox o Box?, ¿donde queda nuestra libertad de intercambio de archivos?

Lo mejor de todo, es que este sistema también es compatible con el intercambio legal de archivos entre usuarios, verdadero perdedor de la acción del FBI. Todo requiere un buen sistema de control de piratería y, por supuesto, una buena definición de qué se entiende como tal: ¿compartir la música que he comprado con mi pareja es piratería?, ¿y con mis amigos?

Al eliminar sin más explicaciones las cuentas de millones de usuarios en Megaupload no están combatiendo la piratería, están matando moscas a cañonazos; están atentando contra la libertad y, señores, eso tiene un nombre: CENSURA.

José Luis González Geraldo
Facebook.com/joseluis.ggeraldo

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios