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Cuenca 31 de mayo de 1957: Coronación de la Virgen de Las Angustias

Cuenca 31 de mayo de 1957: Coronación de la Virgen de Las Angustias

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
miércoles 31 de mayo de 2017, 06:10h

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Tal y como “decíamos ayer” los negativos hicieron aflorar imágenes de los días 30 y 31 de mayo. Hoy es el día para rememorar el acto de Coronación y el desfile previo con destino a la Explanada de Sánchez Vera.

Los textos, han sido extraídos literalmente del libro "Crónica Oficial de la Coronación de Nuestra Señora de las Angustias" (Junta Pro-Coronación, Cuenca, 1957).

 

A las cuatro y media de la madrugada la procesión se inicia desde la catedral. El cortejo se organiza por orden alfabético: Abia de la Obispalía, Albaladejo del Cuende, Albendea, Alberca de Záncara… El objetivo era llegar a la explanada de Sánchez Vera a las 11 y media.

Las primeras imágenes llegaron a su destino a las 6 y media de la mañana, mientras que la Plaza Mayor todavía acogía algunos pasos. Esto da idea de la envergadura de la procesión.

A las 10:30 horas se incorporó Nuestra Señora de la Luz en el Puente de la Trinidad, detrás de la Virgen del Sagrario y delante de la Virgen de las Angustias. La Señora ya tenía su corona y su patronazgo sobre la ciudad, recibida siete años antes.

Las imágenes fueron avanzando por Carretería. Tras ellas caminaban ya las presidencias que se incorporaban: damas de su Corte de Honor, Guardia Civil en traje de gala, estudiantes de los tres seminarios; inmediatamente después seminaristas de San Julián portando en bandeja de plata y sobre cojín de raso rojo la corona y su resplandor (obsérvese en la foto como seminarista a D. Santos Saiz Gómez, conocido párroco de El Salvador y canónigo de la Catedral).

Los padrinos de la Coronación, situados inmediatamente detrás de la Corona, fueron Don Francisco Ruiz Jarabo y su esposa

En este punto, hemos de decir que la corona fue encarada por el Cardenal Segura a Fernando Marmolejo, orfebre sevillano. El remate lo constituye su pectoral y en la base de la corona el anillo pastoral, ambos regalo del Rey Alfonso XIII a Su Eminencia cuando fue nombrado Arzobispo de Toledo.  El Cardenal Segura murió el 8 de abril de ese mismo año y pudo admirar la corona terminada pero no pudo verla sobre la imagen.

El manto fue confeccionado en Valencia, sobre terciopelo negro, gruesos bordados de oro, guirnaldas por todo el manto a excepción de la parte central donde resaltan los perfiles de unas flores y bordado en colores se encuentra el escudo de la provincia. Fue una donación anónima. No obstante y “por el deber de reflejar en esta crónica todos los pormenores”, la devota donante fue Doña Ricarda Alarcón de Weydmann.

Prelados, miembros de la Junta Pro-Coronación, Consejo Provincial de la Falange, Corporación Local, Diputación Provincial, Gobernador Civil, Jefe Provincial del Movimiento, Gobernador Militar, Presidente de la Audiencia, Fiscal de la Audiencia, Policía Armada, jefes y oficiales del Ejercito … desfilaron también con destino a la explanada.

Desde los balcones se arrojaban continuamente flores sobre la imagen de la Virgen, cuyas andas llevaban los componentes de la Hermandad. Los aplausos y los vítores que levantaba en su camino se mezclaban con los que recibía cada imagen a su entrada en el recinto. Allí todos los espacios estaban cubiertos y buena parte de las laderas del Cerrillo de San Agustín. Por las  calles de Calderón de la Barca, plaza de Cánovas, avenida de José Antonio y División Azul era casi imposible transitar.

Por fin, los altavoces instalados en la gran Explanada, en donde todas las imágenes estaban ya colocadas sobre las gradas de la tribuna-altar, anunciaron que la Virgen de la Luz, la del Sagrario y la de las Angustias, iniciaban su entrada en ese espacio que, de aquí en adelante, debía ser denominado de modo oficial Plaza de las Coronaciones.

Tras la alocución de Monseñor Antoniutti, Nuncio de Su Santidad, prosiguió el Pontifical. Cerca de doscientas mil almas se pusieron de rodillas para adorar al Señor.

Llego la hora de la Coronación; la corona se elevó por encima de la cabeza de la imagen, y solo entonces, cuando ya iba descendiendo lentamente, cuando ya iba bajando con tanta majestad como si la enviase el mismo Cielo, la paloma, que no se había estremecido, continuaba sobre la cabeza de la imagen, dio un pequeño vuelo y se posó en el brazo de la Cruz. La corona se posó también con la levedad de una paloma sobre las sienes purísimas de la Madre dolorida.

Como podemos apreciar en una de las fotos también la paloma acompañó a la Virgen en el trayecto. ¿Sería la misma?

Tras la Coronación se llevaron a cabo las ofrendas, tracas  y posteriormente el retorno de todas las veneradas imágenes a sus lugares de origen.

El día se cerró con una extraordinaria colección de fuegos artificiales, que duró desde las nueve a las 12 de la noche, hora en que fue quemada una traca de dos kilómetros de  longitud.

Aunque ya no haya fotografías que lo ratifiquen, al día siguiente, 1 de junio festividad de Nuestra Señora de la Luz, tras la misa en la catedral la ciudad entera se preparaba para otra procesión con las dos patronas. La Virgen de la Luz estaba en la catedral y la Virgen de las Angustias se incorporaría en San Esteban.

Llovía incesantemente, tras dos días de tregua, y se propuso al Sr. Obispo Don Inocencio Rodríguez la suspensión del desfile quien manifestó que a la hora de inicio, la Virgen haría que cesara la lluvia. Efectivamente así fue, lo que hizo que se pudiera vivir intensamente la última jornada de la Coronación.

Ambas imágenes llegaron a San Antón y allí, de cara a la muchedumbre de fieles, recibieron la más enfervorizada salve que se oyera jamás.

La Patrona de Cuenca quedó en su iglesia manteniendo perenne su luz. La Virgen de las Angustias volvió a San Esteban donde pasó la noche, adorada por miles de conquenses que la velaron.

Al día siguiente, dos de junio, volvió a salir en procesión, esta vez sola, dirigiéndose a la catedral.

Desmontada de las andas que la habían llevado hacia su coronación, fue colocada en otras más pequeñas que permitieran pasar la imagen por la oquedad de la roca que conduce a su ermita. Quedaron depositados en el tesoro de la catedral la corona y el manto.

Para conocer más sobre lo vivido en Cuenca en estos días, consultar:

-  Coronación de Nuestra Sª la Virgen de las Angustias, 1957. Ofensiva. Número Extraordinario 1883 – 1884 del 30 y 31 de mayo de 1957.

-  Coronación de Nª Sª de las Angustias. Paco de Sherry.  Imprenta Minerva. Cuenca. 1957.

-  Nuestra Señora de las Angustias. Breves rasgos históricos sobre la imagen de Ntra. Sra. de las Angustias, de su Ermita, su Congragación y del Convento de los Franciscanos Descalzos. Martín Álvarez Chirveches. Imprenta Minerva. Cuenca. 1961.

 

Laura Valeriano y Paco de la Torre

Queda prohibida la reproducción total o parcial, o la manipulación, de las fotografías a través de medios analógicos, digitales o de cualquier otro sistema, así como la exposición pública sin el permiso expreso de los propietarios.

 

Pulsa aquí para acceder a la primera parte

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