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El Patronato de la Fundación Lozano reitera su voluntad unánime de construir una nueva residencia de ancianos

El Patronato de la Fundación Lozano reitera su voluntad unánime de construir una nueva residencia de ancianos

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
jueves 31 de marzo de 2011, 10:17h

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El Patronato de la Fundación Lozano ha querido manifestarse hoy públicamente ante los últimos acontecimientos informativos que ha habido con respecto a la construcción de una residencia en el antiguo “Hospital Santa Emilia”, conocido popularmente como “Hospitalillo”. Varios de sus miembros han realizado declaraciones esta mañana en un medio de comunicación local, y su totalidad, los seis, han hablado a lo largo de hoy con el Alcalde para seguir retirándose en su postura unánime, manifestada hace algunos días por Raúl Amores, miembro y presidente de esta institución de ámbito privada. Recordemos que el Patronato está formado por los tres principales empresarios de la ciudad (Emilio Loriente, Francisco Manzanares y Librado Loriente); por el Párroco de Tarancón, Alberto Paños; y por el médico que atendía a los ancianos que estaban en el “Hospitalillo” durante sus últimos años como residencia, Enrique Blanch.


Raúl Amores ha comparecido como representante del Patronato de la Fundación Lozano para aclarar diversas cuestiones que se han hecho públicas a través de la iniciativa de diferentes personas que reclamaban que el edificio se convirtiera en un espacio cultural.

 


En primer lugar Amores ha respondido a Alan Warren que la fundación Lozano tiene la obligación de velar por su patrimonio en las condiciones que contempló su creador, el Doctor Jesús Lozano Soria, y que han sido plasmadas en los estatutos de la organización. “No figura en ningún lado que el edificio tenga fines culturales”, como solicitaba Warren, sino “asistenciales”, ha explicado el Presidente del Patronato.


En cuanto a los estudiosos que se han pronunciado sobre la construcción de una residencia en el Hospital Santa Emilia, el Presidente de la Fundación Lozano ha querido dejar claro que “No desmerecemos la capacidad intelectual de todos lo que quieren investigar. Más aún, los hemos recibido con atención y cariño en nuestra localidad. Les hemos permitido como Presidente del Patronato el acceso a su espacio físico, que es el Hospitalillo. Además, les aportaremos la documentación que necesiten, pero magnificar que esto fue un gran centro de atención durante el periodo de la Guerra Civil de las Brigadas Internacionales, es una exageración y una injerencia sobre la propiedad privada que tiene la Fundación”.


El Patronato lamenta que se magnifique un episodio de la historia del Hospital Santa Emilia que duró tres años, eclipsando el resto de su existencia, que se acerca al siglo de vida. “Hacer de este edificio un estandarte de las Brigadas Internacionales durante la campaña bélica, es querer hacer un símbolo sesgado de lo que ha sido este edificio, maximizar su importancia e ignorar otros lugares que hubo en Tarancón para la atención a los enfermos y heridos de guerra, así como olvidar los verdaderos emplazamientos referentes de evacuados de guerra”, ha señalado el presidente de la entidad.


En el escrito remetido al Ayuntamiento Warren pedía textualmente que el patrimonio de la Fundación “Se dedique a un uso cultural, y de paso se pueda evitar perder un elemento de la memoria común que vincula a Tarancón con Europa, USA y otros centros sanitarios similares”. Esta afirmación es “Un brindis al sol”, dice el Patronato, ya que “no es Tarancón el referente de atención principal de esos heridos a lo largo de la ruta Valenciana. Recordamos el libro titulado La sanidad en las Brigadas Internacionales, editado por Manuel Requena y Rosa María Sepúlveda, donde Hans Landauer nos indicaba que en Tarancón había un “pequeño hospital de evacuación de las Brigadas Internacionales” y que en La guerra Civil española y las brigadas internacionales, de Manuel Espada y Manuel Requena (Universidad de Castilla-La mancha, 1998), no aparece citado en ningún momento”, añadía Raúl Amores.


La pretensión de convertir el Hospital Santa Emilia en un museo o dependencias destinadas a la cultura o la historia, continuaba el Presidente del Patronato, “Es una injerencia sobre la Fundación, toda vez que como decimos, ni figura en sus Estatutos ni fue el objetivo de su fundador”. La Fundación Lozano emplaza a los colectivos que se han manifestado en contra de la construcción de una residencia de ancianos en ese espacio a que presenten un proyecto alternativo real y factible, acompañado por su correspondiente financiación, que permita salvaguardar el edificio tal cual está sin variar los fines que el Patronato está obligado a cumplir en virtud de los estatutos.


Los miembros del Patronato de la Fundación Lozano también han querido responder a un escrito que Jesús Garrido, Presidente de la Asociación Manuel de la Ossa para la defensa del patrimonio, les envió por iniciativa personal, aunque firmando en representación del colectivo. Según Amores, no convocó la Asamblea preceptiva en la que se le debería haber dado cabida a la opinión del resto de los miembros. Para poder escuchar más puntos de vista de la asociación, el Presidente del Patronato de la Fundación Lozano se reunió ayer con Garrido, pero también con más miembros de “Manuel de la Ossa”. Entre esos socios se encuentran el propio Raúl Amores como miembro fundador de la asociación, y el concejal José Antonio Magro. “En el escrito que previamente manda Jesús Garrido de mutuo propio nos indica que le gustaría que fuese posible respetar el edificio y que en la parte de atrás se hiciera la residencia”, ha contado Raúl Amores.


El Presidente del Patronato ha  mostrado el plano del solar en el que se ubica el “Hospitalillo”, de 2.500 metros cuadrados, cuya edificación actual se extiende en la mitad del mismo, dejando libres 1.200 metros cuadrados. Como la residencia de ancianos necesita una superficie de 5.000 metros cuadrados para dar cabida a sus 120 plazas y cumplir con la normativa actual, la propuesta de Garrido “Es un imposible, tendríamos que tener al menos seis alturas. Primero, no nos lo permite la norma, y es una aberración que sobre un edificio que tenemos aquí de tres alturas detrás tengamos una pared de seis”, explicaba Raúl Amores.


El Presidente del Patronato comunicó ayer a los miembros de la asociación Manuel de la Ossa que “Le hemos exigido a quien va a construir la residencia que la fachada sea igual que la que tiene el hospitalillo. Más aún, que los patios conserven una estética castellana y que nos quedemos con baja y dos alturas, que es lo que tiene la edificación actual. El patronato quiere mantener su patrimonio y su finalidad, y esta es asistencial y no cultural”. Raúl Amores ha asegurado que “Queremos mantener el apoyo a los que más lo necesitan”, en este caso se hará a través de una residencia de ancianos. En este mismo sentido se ha manifestado un miembro de la asociación Manuel de la Ossa esta misma mañana en un medio de comunicación local al ser preguntado por el tema, al igual que han hecho tres Patronos de la Fundación Lozano.


El Presidente del Patronato de la Fundación Lozano ha señalado que cuando la empresa que compró el edificio de los Padres Somascos para hacer otra residencia propuso su derrumbe completo, y su posterior reconstrucción siguiendo el modelo original, Jesús Garrido en nombre de la Asociación Manuel de la Ossa se mostró a favor del proyecto. Por eso ahora los miembros de la Fundación Lozano se han sorprendido al comprobar la respuesta contraria a hacer lo mismo en el edificio del Hospital Santa Emilia.


Las instalaciones “No tienen más que el valor sentimental, que no es poco”, pero la construcción de la residencia no lo mermará, sino que hará que perdure, dicen los Patronos de la Fundación Lozano, por su fachada, que será igual, y porque volverá a ser habitado por mayores que por fin podrán quedarse en su municipio gracias a que se ha construido una residencia.


Sobre investigadores internacionales que algunos medios han asegurado que piden al Patronato que no se derribe el edificio, los patronos dicen que tras ver el escrito no queda nada claro que los nombres que aparecen al final de documento, sin firmas, lo hagan como muestra de su apoyo a su punto de vista o sean solo meras referencias.

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