Prieto se ha mostrado orgulloso de poder albergar en la Diputación una exposición de este calado, con un artista tan polifacético y con una larga trayectoria profesional entre la pintura y el grabado, de la que destaca su exquisita técnica adquirida en sus continuos viajes por Europa y, sobre todo, por Venecia, donde ahondó en la técnica del fresco de la mano de Bruno Saetti.
Una exposición, a su juicio, que va a cosechar un gran éxito y de la que pronostica va a ser “inspiradora” para muchos creadores de esta ciudad, donde reside la Facultad de Bellas Artes, porque, sin duda, el buen hacer y la técnica de Antonio Zarco repleta de matices es difícil de encontrar en la actualidad.
Zarco, por su parte, pese a sus 86 años de edad, no ha querido perderse la inauguración de esta exposición, que ha tildado de “especial” para él y ha llegado a calificar de “reencuentro con mis antepasados”, en alusión al origen moteño de su familia paterna. Y es que este artista polifacético, que se confiesa sobre todo pintor, defiende el grabado como “un medio de expresión estupendo”, a la vez que lo ha tachado de “mejor refugio del pintor cuando está cansado”.
En esta exposición, que permanecerá instalada en el Palacio Provincial hasta el 20 de abril, Zarco expone una selección de grabados sobre soportes muy variopintos, que van desde la madera y el linóleum hasta la planta de cobre y zinc, pasando por sus últimas obras en metacrilato. Precisamente, gran parte de estos grabados ilustran dos libros-carpeta para bibliófilos, de los que también se exponen sendos ejemplares en esta muestra, que no son otros que ‘Rinconete y Cortadillo’, del universal Miguel de Cervantes, que datan de 1980, y ‘La Busca’ de Pio Baroja, realizados en 1977.
Además de estas dos colecciones de grabados, el visitante también se va a encontrar con otros trabajos encuadrados en otras series denominadas ‘Monotipos collage’ (2010) ‘Collage color’ (1999-2010), ‘Mecánica’ (2009-2010), ‘El 99’ (1999) y ‘Últimas’ (2011). Es, precisamente, en estas series donde el artista ha dado rienda suelta a su creatividad al no estar sujetas al “corsé” del texto de un libro como sí ocurre con las dos dedicadas a ‘Rinconete y Cortadillo’ y al fragmento de ‘La Busca’ dedicado a Dolores la Escandalosa.
En definitiva, una exposición que recorre la época más prolífica como grabador de este veterano pintor madrileño, en la que realiza un homenaje a los dos grandes maestros del castellano (Cervantes y Baroja), que enriquece con una selección de sus últimas obras más personales.
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