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España, decapitada

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
domingo 30 de septiembre de 2012, 23:12h

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Aguirre fuera de la escena política sin avisar, Fraga y Carrillo perteneciendo enteramente a la historia de nuestro país, Rajoy defendiendo la Alianza de las Civilizaciones, Rubalcaba sacándose de la manga una improvisada defensa federalista con reforma de la constitución (exprés) incluida… España, ¡no te reconozco!

Lo único que no me extraña es que Cataluña haya puesto la directa para conseguir, si por ellos fuera cuanto antes, la tan ansiada y deseada independencia. ¿Cómo culparles viendo cómo está el país? Cualquier hijo de vecino barre su acera echando la porquería al de al lado, ¿no lo haría usted?

Y es que si cada uno va a lo suyo, cada comunidad autónoma piensa exactamente igual… cosillas que tiene el neoliberalismo, mire usted.

 

Queridos catalanes independentistas, ¿creen ustedes que es el mejor momento para sacar las banderitas y hacer de cirujanos políticos? Sinceramente, creo que no. No juzgo ni rechazo sus loables fines; los entiendo perfectamente y, hasta cierto punto, los comparto. Pero sí creo que se están equivocando de cabo a rabo en cuanto a la temporización.

No es una locura pensar que, como dicen los ingleses: “First things… ¡first!” y entender que en tiempos de turbulencias económicas, políticas, de valores, etc. es contraproducente echar más leña al fuego. Urgencia e importancia vuelven a entrar en batalla. No suelo estar demasiado de acuerdo con discursos conservadores, pero haciendo gala de un posicionamiento aristotélico en el que en el centro encontramos la virtud y no la mediocridad, creo que es momento de hablar de unión, y no de separatismo. Pero no de una unión política ni patriótica, ¡Dios me libre!... sino humana.

Debemos salir de la difícil situación en la que nos encontramos en estos momentos y, cuando pase el temporal, ya tendrán tiempo de hacer valer sus derechos. Con esta maniobra es posible que consigan, precisamente, lo que no desean. No deberían pensar en independizarse a toda costa, sino en hacerlo con estilo y dignidad. El mismo estilo y dignidad que hace de Barcelona una de las ciudades más atractivas y cosmopolitas de Europa y que obliga a muchos extranjeros a preguntarse: ¿por qué no es la capital de España?

Perdonen que un castellano-manchego, ignorante de los detalles de su historia pero consciente de sus reivindicaciones, se entrometa en sus asuntillos pero, ¿no creen que es el momento de que todos, independientemente de nuestro posicionamiento ideológico, arrimemos el hombro? No quisiera pensar que esta euforia divisoria tuviera como razonamiento una huida hacia delante con un claro leitmotiv: ¡sálvese quien pueda!

A rio revuelto, ganancia de pescadores; y desde Cataluña han decidido que es oportuno pescar con dinamita cuando todos tenemos los nervios crispados y a flor de piel… a ver qué sale a la superficie. Algo parecido a las reivindicaciones de diálogo que el señor Rajoy quiere retomar sobre el peñazo de Gibraltar. Por muy directo y sincero que pudiera ser el negocio, no es el momento de andarse con estos dimes y diretes mientras el pueblo se muere de hambre, ¿han visto ustedes, queridos gobernantes, las imágenes que de España quedan reflejadas en “The New York Times”? Pero no se preocupen, ustedes a lo suyo: enredar y crear ininteligibles galimatías político-legales que justifiquen sus desatinos; eso se les da la mar de bien.

España ya no sólo está invertebrada, como diría Ortega y Gasset, sino casi decapitada. Últimamente, cuando un político abre la boca, sea del partido que sea, me pongo a temblar y sufro por el pueblo español pues: ¿qué queda de España sin ellos?

 

 

José Luis González Geraldo
Facebook.com/joseluis.ggeraldo

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