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Ganó la esperanza

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
lunes 25 de mayo de 2015, 10:01h

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Hay victorias que saben a miel, pero el precio que el PP ha pagado en estas elecciones tiene un sabor más amargo, casi a hiel. En verdad, ni a pírrica llega la victoria. Las mayorías absolutas se esfuman y los posibles pactos entre partidos vuelven a sacar a la luz la verdadera cara que se esconde tras sus bien medidas máscaras. Es ciertamente simplista, pero el caso es que en todas las tertulias se ha hablado de PSOE y los seudopartidos de Podemos como si fueran primos hermanos, y lo propio con PP y Ciudadanos.

 

Sería de necios no darse cuenta de que pese a que los ejes políticos siguen estando vigentes, las nuevas fuerzas nos obligan a pensar en la política de otra manera. De la muerte del bipartidismo pasamos a la vida de la política. Aspecto ciertamente positivo. Hacía tiempo que no se vivían unas elecciones con tanta intensidad e incertidumbre. Incluso con goles en el último minuto, quién sabe si marcados hasta por el propio Espíritu Santo. Goles que, por otro lado, quizá no sirvan para pasar a la siguiente ronda, pues Carmena y Carmona quizá se animen a juntar algo más que las letras de sus nombres.

En este sentido, están quienes opinan que Ada Colau y Manuela Carmena son fenómenos que sobrepasan los encasillamientos, quizá fagocitando –o puede que resucitando- la marca Podemos. Lo cierto es que son movimientos eclécticos que han aprendido a moverse en la misma dirección y, amigos lectores, esa dirección tiene un nombre: cambio. Y el cambio, por definición, es todo menos lo establecido. Es todo menos PP y en nuestra ciudad, si las apuestas no fallan, a remar a contracorriente. Es significativo observar cómo el PP ha perdido más de 2.550.000 votos frente a los 775.000 perdidos por el PSOE. De UPyD e Izquierda Unida mejor no hablar por no sacarles los pocos colores que les quedan.

El juego ya no es el mismo. El mosaico deja paso al collage y los guiños entre partidos se imponen al rodillo del ordeno y mando. De la política de corbata y despacho pasamos a una de caricias y susurros al oído. Una mucho más suave, sibilina y seductora, pero también peligrosa en sus misterios y potenciales puñaladas a posteriori.

Con todo, al final ganó la esperanza. Pero no esa señora rubia, algo mayor y con sonrisa postiza de postín, sino la esperanza de ver que la ciudadanía, en términos generales, busca otros horizontes, otras orillas. Dicen que fue Arquímedes quien pidió un punto de apoyo con la promesa de mover el mundo, pues bien, aquí tenemos dos puntos estratégicamente situados: Madrid y Barcelona. ¿Serán suficientes?

 

José Luis González Geraldo

https://www.facebook.com/joseluis.ggeraldo

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