A veces me pregunto qué es lo que ha aportado a Cuenca esta Comunidad Autónoma, un invento sin legitimidad histórica alguna, especialmente necesitado por tanto de legitimidad de ejercicio. De pugnar en la hora cero del estado de las autonomías por la capitalidad, o por la sede de la universidad regional, Cuenca ha terminado por ser de alguna manera periférica en su región.
Unos dicen que en el ADN conquense el gen de la iniciativa está averiado, de forma que sintetiza indebidamente la proteína del fatalismo, para otros es obligado entender que la provincia menos poblada sea la menos valorada, y cierto es que, por este camino, el conquense terminará por ser especie a extinguir.
Y me recreo en estos pensamientos tan poco positivos, y por ende tan conquenses, cuando leo la noticia de que la localidad de Illescas va a contar con un parque tecnológico con capacidad para generar 2.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos, en un espacio de 500.000 metros cuadrados.
El parque empresarial responde al nombre de “Illescas Tecnología Avanzada de Composites” (ITAC), y contará con un Centro de Referencia Nacional en el conocimiento de la fibra de carbono y un Centro Tecnológico Aeronáutico y Aeroespacial de Castilla-La Mancha.
La potente infraestructura, característica de un modelo de desarrollo asentado en la economía del conocimiento y la innovación, cuenta con una zona industrial con extensión de 201.611 metros cuadrados, comprende una sola manzana dividida en tres parcelas en las que desarrollan sus proyectos Airbus Operation, Aernova Composites y Delta Illescas. Cuenta también con una zona tecnológica que tiene una extensión de 131.708 metros cuadrados y se encuentra dividida en siete manzanas y 48 parcelas.
Jesús Neira Guzmán
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