Esto lo hemos podido comprobar en las finales que hicieron a Mireia Belmonte y a Marcus Walz campeones olímpicos. Saber controlar a tus rivales, medir tus fuerzas y saber cuándo ir a por todas es un factor que todo atleta debe entrenar como si de otro grupo muscular se tratase. Sin embargo, condición física y estrategia no son los únicos elementos determinantes para consagrarse victorioso en unas Olimpiadas. El factor psicológico es otro demonio con el que muchos deportistas tienen que batallar y para ejemplo el partido que tuvo que vivir Rafa Nadal frente al brasileño Thomaz Bellucci, con una grada llena de autóctonos forofos que no dejaban de abuchear al español. Sin embargo, el experimentado Nadal supo por fin aislarse de las aclamaciones brasileñas y hacer el mejor juego que sabe hacer para pasar a cuartos de final.
No obstante, no son pocos los deportistas que se quedan en el camino de la lucha por las medallas o que dan la sorpresa al mundo porque nadie apostaba por ellos. Y es que no podemos negar que la suerte a veces puede ser decisiva. La misma Belmonte ha confesado que tras pulsar el crono 3 segundos antes que la australiana, la suerte de haber estirado más la mano la hizo vencedora. La posición de las calles, la selección de tus rivales, una caída fortuita…la suerte puede personarse de muchas formas. Suerte y esfuerzo van unidos en muchos aspectos de nuestra vida y el deporte no es una excepción.
La importancia del azar es bien retratada por un casino español que inauguró una promoción especial dedicada a Río 2016. Además de ofrecer juegos de azar, como máquinas tragaperras, el sitio web invita a los jugadores a retar su suerte en bonos especiales de las Olimpiadas. Sin lugar a dudas, en este caso, el destino juega un papel mucho más importante y la práctica puede ayudar solo en parte. Por el contrario, los atletas increíbles que han estado competiendo durante estas dos semanas basan la mayor parte de sus resultados en su trabajo duro y compromiso.
Conscientes del trabajo duro y la dedicación de nuestros representantes nacionales en Río y confiando también en un toque de merecida buena suerte, esperemos que estos últimos días de Olimpiadas puedan traer al palmarés español alguna que otra medalla más. De todas formas, nos sentiremos orgullosos de todos los deportistas de nuestra selección que han participado en estos Juegos Olímpicos y han dado lo mejor de sí mismos. Conocido su esfuerzo y dedicación, solo nos falta desearles un merecido golpe de buena suerte.