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Los problemas de ser rico

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
lunes 08 de julio de 2013, 00:16h

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Desde el primer segundo en que apareció la última campaña publicitaria de Loterías y Apuestas del Estado, he querido escribir sobre ella. Quincena tras quincena, otros asuntos han ido postergando mi deseo. Con la excusa estival, ha llegado el momento. Sé que llego tarde, mejores plumas han sacado ya los colores a este asunto, pero vale la pena una mínima consideración, al menos, para recordar a uno de nuestros paisanos más ilustres.

“Los problemas de ser rico”, valiente eslogan cuando haciendo gala de historietas, que no tienen ni repajolera gracia, pretenden poner los dientes largos al populacho con valores materialistas, egoístas, narcisistas, onanistas y qué se yo qué más “istas”. Que si cómo saber cuál es el diamante de menor tamaño para el collar del perrito, que si en qué punto intermedio se encontrará con su sesuda pareja un señorito que juega a las carreras en avión privado, en fin, despropósitos que ni el humor puede justificar en estos tiempos. Anuncios de mal gusto que me provocan, por decirlo suavemente, nauseas y mareos. Lo más triste es que, desde la mercadotecnia, seguramente haya sido todo un éxito.

 

Existen estudios y teorías que avalan el aumento de la participación en juegos de azar cuando las cosas no van bien. Parece ser que es entonces, cuando todo se derrumba a nuestro alrededor, cuando vemos en loterías, bingos, maquinitas y demás sacacuartos una excelente oportunidad de cobrar al destino las deudas que nuestra individualidad ha acumulado durante años. Es entonces cuando pensamos que sí, que nos lo merecemos, que nos va a tocar, que la providencia, el karma o –ponga usted aquí a su dios preferido- hará justicia donde los hombres han fracasado y que, con algo de suerte, conseguiremos el sueño que tantas veces nos prometieron. ¿Y qué sueño es ese? Tener y disfrutar lo que a otros les es vetado: lujos y riquezas, ¡qué triste! Como dijo el sabio, pues para decirlo tuvo que serlo: “hay personas tan pobres tan pobres… que solo tienen dinero”. Con otras palabras: a peor crisis, mayor beneficio para “la casa” y, como sabemos: “la casa siempre gana”.

Por eso creo que la campaña publicitaria que encabeza estas palabras ha sido un éxito rotundo; ha conseguido dar en el clavo: todos quieren ser el elegido de turno, ¿los demás?, ¡a mí plim! Con poder dedicarme a ver cuál es la estupidez más grande que puedo hacer con mi dinero, ¡qué narices me importa lo que pase! ¿Qué quieren que les diga? Sutilezas del neoliberalismo. Me indigna, pero no me sorprende.

Afortunadamente, no todo el mundo es así. Independientemente del dinero que se tiene, siempre hay personas que saben compaginar el bien personal con el social. Dentro de ellas, existen ricos filántropos que sienten el nudo que surge en el interior de cada uno de nosotros cuando una sociedad está enferma y, en vez de engañarse creyendo que es una indigestión de marisco, actúan para remediarlo. No hace falta irse muy lejos en el espacio, sí algo en el tiempo; seguro que el nombre de Lucas Aguirre les sonará de algo. Permítanme hacerles una muy breve nota biográfica.

D. Lucas Aguirre y Juárez nació en Cuenca estrenando siglo, en 1800. De familia humilde, entre padres y hermanos consiguieron no solo sacar el negocio adelante, sino hacer provecho de él. Tras una serie de sucesos y desgracias, el señor Aguirre se quedó sin familia directa en muy poco tiempo. En 1859 se trasladó a Madrid, donde conoció, entre otros a Fernando de Castro. No era educador, pero se preocupó por la educación, reconociendo como buenas las acciones que por entonces llevaban a cabo personalidades que tendrían una indudable influencia en el devenir de la Institución Libre de Enseñanza. Tras su muerte, y habiendo cumplido con las personas que cuidaron de él a lo largo de su vida, nombró herederos universales de su fortuna a… ¡los pobres! “Rara avis in terris”, sin duda: un rico cuyo problema existencial no residía en el cuidado del “yo”, sino del “nosotros”. Liberal como pocos, no por ello cayó en las redes del solipsismo. Estos son los verdaderos "problemas" de ser rico: rico en sentimientos, en piedad, solidaridad, empatía, altruismo, caridad… Como muestra quedan en pie, aunque con otras funciones que las que dispuso en su testamento, las escuelas Aguirre de Cuenca, Madrid y Siones.

Cada vez que compren un boleto para ver si la suerte les sonríe y les permite divagar sobre las tonterías que promete la campaña de Loterías y Apuestas del Estado, vayan al parque San Julián para que el busto de D. Lucas Aguirre se lo bendiga y, si en verdad la suerte es hermana de la justicia, no les toque nunca. Bastante tenemos con pensar cómo solucionar los problemas de aquellos que son pobres como para prestar atención a los de los nuevos ricos. Ya tuvimos bastante con un Ondovilla, ¿acaso queremos más?

 

José Luis González Geraldo
Facebook.com/joseluis.ggeraldo

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