Aunque los candados en el Puente de San Pablo no suponen un problema de seguridad, porque no hay tantos como en París o Roma, sí tienen un impacto estético, al encontrarse en un entorno, el de las hoces, declarado Patrimonio de la Humanidad, y en uno de los iconos turísticos de la ciudad. Uno de los técnicos explicó que para evitar que la acumulación de candados y su peso generaran un problema de seguridad en la ligera estructura del puente, el Ayuntamiento de Cuenca procedería a retirarlos cada cierto tiempo. Los servicios municipales de Limpieza o Mobiliario Urbano son los que se encargaron en un principio de retirar estos candados.
Más allá del amor, los más astutos han sabido ver una oportunidad de negocio en los candados del amor. Muchas tiendas de regalos, también en la Plaza Mayor, los venden entre sus artículos turísticos. Lo que, por otra parte, no ayuda a las administraciones locales a erradicar la moda.
Recordemos que los "candados del amor" son candados que parejas de todo el mundo colocan en puentes o infraestructuras públicas para simbolizar su amor eterno. En París, el lugar preferido de los amantes es el Puente de las Artes (Pont des Arts), pero son tantos y tantos que las barandillas a veces no aguantan el peso.
Fue a partir de los años 2000 cuando esta moda se extendió rápidamente por las principales ciudades turísticas del mundo: Londres, Nueva York, Seúl, París… La tradición de los «candados del amor» surgió en Pécs (Hungría) en el s. XIX. En aquella época, los soldados de guarnición en la ciudad dejaban atado como recuerdo el candado que cerraba el armario de su habitación.
Carlos Checa
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