Fue el 17 de diciembre de 1999 cuando, a través de la Resolución 54/134, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, invitando a los gobiernos y también a las organizaciones no gubernamentales a organizar en esa fecha actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública con respecto al problema de la violencia contra la mujer. Por cierto que tal fecha fue elegida como conmemoración del asesinato en 1960 de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas, por orden del gobernante dominicano Rafael Trujillo.
Asimismo, el 20 de diciembre de 1993 la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, definiendo ésta en su artículo 1º como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”. Según recoge además la citada Declaración de Naciones Unidas, la violencia contra la mujer constituye un obstáculo para el logro de la igualdad, el desarrollo y la paz.
También se refleja que son particularmente vulnerables a este tipo de violencia determinados grupos de mujeres como las niñas, las que pertenecen a minorías, indígenas, refugiadas, migrantes, de comunidades rurales o remotas, indigentes, recluidas en instituciones o detenidas, con discapacidad, en situación de vejez y las que están en situaciones de conflicto armado.