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La obra “Camino del Calvario”  se estrena con gran éxito en la capital

La obra “Camino del Calvario” se estrena con gran éxito en la capital

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
sábado 29 de marzo de 2014, 22:11h

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El Teatro Auditorio de la capital conquense acogió este sábado el estreno de la obra “Camino del Calvario – La Pasión de Las Turbas en Cuenca”, compuesta por el valenciano Pedro José Viso.

Se trata de un cuadro sinfónico para banda y coros mixtos compuesto por el músico valenciano Pedro José Viso Roger e inspirado en el papel de Las Turbas en la procesión Camino del Calvario que desfila en la madrugada del Viernes Santo de Cuenca.

 

 

Explicación de la obra

En la madrugada del Jueves al Viernes Santo, los turbos van llegando a la Plaza del Salvador. El canto de un pájaro, el sonido de las campanas, el día va despertando... se va creando poco a poco la tensión y la emoción del día esperado durante un año, el día donde turbos y nazarenos, llenos de recuerdos, con sus tambores y clarines, esperan que se abran las puertas para poder recibir al Nazareno. Aparece el tema de las Turbas, lleno de emoción ante la proximidad del comienzo de la procesión, llegó la hora.

 

Dentro del Salvador, los hermanos oyen a la turba fuera, los minutos se hacen interminables y el paso del tiempo es lento. La emoción y el miedo por lo que pueda pasar les invade en los preparativos. La tensión va en aumento al acercarse el momento de abrir las puertas con la turba esperando en la plaza. Tras el momento en el que el coro pide que se abran las puertas, el bancero dentro de si, siente más que nunca esa emoción que le produce el poder vivir el momento desde dentro de la iglesia, portando al Nazareno.

 

Al abrir las puertas escucharemos los clarines, el grito de la gente, el ritmo del tambor, los empujones, el movimiento de la turba interpretado por los clarinetes y las flautas, el paso de los nazarenos interpretado por los instrumentos graves, la tensión del momento en la melodía de los trombones, va dando paso a gritos, tensión, gran cantidad de gente alrededor del Jesús, solo de clarines al girar las esquinas, tambor, clarín, sentimiento, pasión, tensión, el paso de la procesión, tema interpretado por la madera y la parte grave.

 

Seguidamente aparece el tema de los turbos, acompañado por arpegios en los instrumentos de madera, la marimba y el vibráfono simbolizando el movimiento de la turba, la aglomeración, los empujones y la emoción del momento. Los gritos al Nazareno no cesan, los clarines, los tambores, el desarrollo del tema de la procesión hace alusión al sentimiento que invade al turbo, un sentimiento que no se puede explicar, un sentimiento de emoción para todo turbo, con el sonido del tambor y del clarín, aflorando la pasión de cada uno de ellos.

 

Seguidamente se oye un esbozo de la marcha de San Juan Evangelista, parte muy importante de la procesión, es una imagen muy querida en Cuenca. La procesión, en su curso, llega a la fragua de la Puerta de Valencia, donde al paso de la Virgen de la Soledad, en el mas absoluto silencio y respeto, se oyen los golpes de martillo en el yunque, y se puede escuchar el tema dedicado a la Virgen de la Soledad, donde se aprecia el sufrimiento de la Madre por su Hijo y el amor que siente hacia Él.

Seguidamente, se vuelve a escuchar el tema de la procesión, con gritos, clarines, tambores, el movimiento de la masa de turbos, la tensión, los nervios, la emoción y el tema de los hermanos del “Jesús” llenos de emoción, cuando comienza el ascenso a la Plaza Mayor, al doblar la curva de Palafox, con los gritos de la Turba para que bailen la imagen del Jesús.

 

Llega el momento del miserere; poco a poco la turba y el público presente, consiguen de forma casi milagrosa un silencio absoluto donde, 2.000 o 3.000 personas guardan el mayor de los respetos para escuchar el miserere de Cuenca, interpretado por el coro, silencio que se rompe en la última nota del miserere, para que la turba vuelva a rugir, si cabe, con más fuerza, momento de gran fuerza y estruendo por parte todos los turbos.

 

La procesión va llegando a su fin, llegando de nuevo a la Plaza del Salvador, la emoción de los turbos crece a su máximo nivel, al ver que se está acabando la procesión, viendo que se va su Jesús, que vuelve a entrar en la iglesia, apareciendo de nuevo el tema de la emoción que sienten los turbos, gritando “que lo bailen” a Jesús y a San Juan. De nuevo, el más absoluto y respetuoso silencio al aparecer en la Plaza la imagen de la Virgen de la Soledad.

 

La parte final de la obra comienza con un solo de Corno Inglés, simbolizando la emoción que le produce al turbo, sobre todo en los de edad avanzada, el pensamiento al ver que se termina la procesión y que tienen que esperar un año, para poder volver a sentir lo que son las turbas, para poder vivir de nuevo la Procesión Camino del Calvario. Este tema es muy emotivo y nos lleva de nuevo al recuerdo del tema de la procesión, modulando progresivamente hace el tema de la turba y el final emotivo de la obra.

 

Junto a la obra central también se ha podido escucha la Coral "Jesus bleibet meine Freunde", de la Cantata BWV 147 de J. S. Bach. Jesús, alegría de los hombres y anda sonora de Espartero, compuesta también por Pedro J. Viso

 

La obra, que se interpreto en dos sesiones, se ha podido llevar a cabo gracias a la Junta de Cofradías, la banda del Ateneo Musical y a las corales de Valencia que han participado en ambas sesiones.

 

Fragmento de la obra "Camino del Calvario - La Pasión de Las Turbas en Cuenca" en el Auditorio de la capital

 

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