El Poeta de La Mancha no nació un día dado en concreto. Este personaje iba ya configurado desde tiempo atrás, desde sus años juveniles y mocedad, en que con fruición “deshojaba” aquellos libros que caían en sus manos y, aun con torpe inexperiencia, desentrañaba los entresijos que la gramática y la ortografía representaban para él, con mejor o peor fortuna, autodidácticamente.
El apoyo de las nuevas tecnologías vino a ser, pues, el siguiente impulsor en la formación de quien os habla, pues ayudado del Diccionario de la Real Academia Española, sumándose las relaciones sintácticas y semánticas que el autor hacía nacidas de su amor a la literatura, podía así este poeta manchego expresar con cordial afecto sus mensajes.
Cabalmente, en resumen, no soy un poeta ilustre a la manera en que cabría decirlo: sólo soy un bardo, un escritorcillo aficionado a las letras, de escasa formación, la Educación Secundaria Obligatoria oficialmente, pero con la suficiente satisfacción como para saber enlazar ideas y conceptos del día a día que, tras sesudos razonamientos, me son de utilidad.
Mis circunstancias personales me han dibujado la vida si no lastimera, sí algo peculiar: un diagnóstico psiquiátrico que en el terreno social me da desventaja frente a los demás. No obstante estas dificultades mías, y estos agravamientos psicosociales, con la ayuda del Centro de Rehabilitación Psicosocial y Laboral de Consuegra a distancia, en especial de su educadora María José M., pues estos tiempos de confinamiento así lo han dispuesto, como decía, la educadora del CRPSL del citado pueblo y yo, a propuesta de ella, y tras ver de mi autoría una poesía que le gustó, me propuso hacer un montaje audiovisual en el que reflejara una esperanza a la situación que estábamos viviendo. En el que como un crisol, mezclara mi voz y mis ideas, con las nuevas tecnologías, dando lugar a este nuevo enfoque. Para ello hemos querido hacer un guiño a nuestros compañeros, contado con las imágenes de sus localidades: Consuegra, Madridejos, Urda, Tembleque, Turleque, Mora y los Yébenes.
Ahora, cogiendo la batuta que me da la experiencia tras escribir ciertas poesías en mi blog, y ciertas redacciones aleatorias en forma, por lo común, de diario, puedo aducir que el Poeta de La Mancha, más allá de sus vaivenes humorísticos y de sus saladas ocurrencias, intenta desempolvar del trastero los vocablos olvidados, poco dados al uso; también intenta sacar del tedio a aquél que, dado a la curiosidad, bucee en sus composiciones; igualmente espera que su tiempo no le sea, así, escribiendo, tan liviano; y, finalmente, se solidariza con su país, España, y con las Letras, rindiéndolas el homenaje que, si bien adolece de cierto estilo por la poca formación con que cuenta el autor, acumula, muy a la manera de don Antonio Alcalá Galiano, gran cantidad de lecturas ociosas y eruditos razonamientos.
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