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Vientos de cambio

Vientos de cambio

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
lunes 28 de noviembre de 2011, 15:04h

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Las predicciones se han cumplido: el Partido Popular ha ganado las elecciones, podríamos decir que para algunos aun a pesar de tener a Mariano Rajoy al frente. Afortunada o desgraciadamente, todos nos hemos sumado al cambio y, con la mayoría absoluta garantizada, tiene patente de corso, carta o cheque en blanco, llámenlo como quieran, para hacer o deshacer a su gusto. Queda por ver qué cambios serán para bien y cuáles serán para mal; hasta el momento no ha existido ningún gobierno que consiga que llueva a gusto de todos.

Y digo esto porque el cambio, de por sí, puede ser para bien o para mal. Quizá no lo veamos de esta forma por dos motivos: 1) En la situación en la que estamos es difícil que cualquier cambio que venga sea para peor: estamos tan cerca del fondo que no podemos caer más bajo, y 2) Estamos acostumbrados a utilizar la palabra cambio con demasiadas connotaciones positivas. Una de cal y otra de arena.

 

Reconozcámoslo, el lenguaje no es inocente, su poder generativo queda lejos de toda duda. Sin embargo, cuando utilizamos palabras como "reforma" o "innovación" damos por supuesto que ambas traerán algún cambio y que, irremediablemente, éste será para bien. Algo parecido a lo que ocurría en el desaparecido servicio militar obligatorio, donde el valor de las personas se daba por supuesto, sin más.

Pido perdón por si desilusiono a más de uno; no pretendo ser agorero en tiempos aciagos, pero los cambios que realizará el nuevo gobierno no tiene por qué ser para bien. Sobre todo cuando salir o no de esta crisis no sólo depende de las decisiones políticas, sino más bien de las económicas.

Nos creemos que tenemos cierto poder de decisión por elegir a nuestros representantes en las urnas. Cierto, pero no del todo. Lejos de debatir en este momento la legitimidad de la actual ley electoral o la propia autoridad que ostentan nuestros políticos, lo cierto es que nosotros no votamos a los presidentes de las grandes compañías que, en el fondo, tienen la última palabra. Máxime en una sociedad postmoderna, nieta de la sociedad industrial -líquida que dicen algunos- y que tanto énfasis pone en los datos como desprecio muestra por la imaginación y la creatividad.

Con todo esto, como ya habrán podido comprobar, no pretendo criticar al actual gobierno, al que le deseo toda la suerte del mundo con sus reformas, innovaciones y demás cambios: la va a necesitar por muy bien que haga o deshaga las cosas.

Simplemente quiero llamar la atención sobre la necesidad de que todos nos sumemos a un mayor cambio que el que ya hemos realizado: un cambio que deje en la cuneta la sociedad individualista que nos ha llevado a la situación de crisis que vivimos, y que abrace sin reparos la necesidad de que el yo debe evolucionar al nosotros; sólo preocupándonos por el bienestar del vecino de manera altruista y desinteresada podremos esperar que, algún día, otros puedan defender lo nuestro como si fuera suyo.

 

 

José Luis González Geraldo
Facebook.com/joseluis.ggeraldo

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