La acción de votar no se debe limitar a introducir una papeleta en una urna sin reflexionar, en primer lugar porque el voto es un hecho primordial en Democracia y en segundo lugar porque nos jugamos mucho. Nadie compraría un coche o un ordenador simplemente a ciegas y sin saber las características del vehículo o la computadora: si tiene ABS, climatizador o control de tracción en el caso del coche, o sin conocer la capacidad de memoria o el tipo de tarjeta gráfica del ordenador. Si para algo tan sencillo como esas compras prestamos atención al folleto¿cómo no vamos a escuchar a nuestros políticos a la hora de votarles?
Porque no es lo mismo un coche con ABS que sin él, no es lo mismo un partido político que plantea reducir las prestaciones a los parados (4.360.000, según los últimos datos) y dejarlos sin nada cuando peor lo están pasando.
Como hoy no compraríamos nunca un ordenador con 400 megas de disco duro, debemos escuchar a los políticos y comparar entre aquellos que, siguiendo los dictados del empresariado, pretenden abaratar el despido con el falso pretexto de crear empleo (¡curiosa contradicción!) y quienes pretenden subir los impuestos a las grandes fortunas (el 5% de la población, según Rajoy las clases medias…) para destinar esos fondos a la creación de empleo joven.
A la hora de viajar primaríamos un coche con un elevado número de airbag antes que otro sin ningún tipo de protección pasiva, porque no es lo mismo. Pues bien, tampoco son lo mismo el partido que pretende “dinamitar” la enseñanza pública aumentando el número de alumnos por clase o reduciendo el número profesores y el partido que sí apuesta claramente por la enseñanza para todos.
Un ordenador sin teclado es inútil, como lo es para la vida una Sanidad que no sea universal y gratuita para todos. Claro que algunos en su programa no se atreven a decirlo pero “enseñan la patita” a la mínima y apuestan por un copago con la disculpa de lo que cuesta el servicio. Esos que hablan del copago seguramente paguen más a su seguro privado que lo que aportan a la Seguridad Social, pero a ellos les dará igual porque se lo pueden permitir (¿ese 5% de las clases medias?) mientras que otros no podemos y cuando enfermamos necesitamos del sistema universal. Eso sí, luego todos queremos tener los mejores médicos, los mejores medios o las mejores camas hospitalarias en habitación individual, y eso cuesta un dinero que no todos podemos pagarlo a través de un seguro privado.
Igual de inútil sería un coche sin ruedas, pues lo mismo es una sociedad sin unos servicios sociales como los que tenía hasta este año Castilla-La Mancha con ayudas a viudas, siendo un ejemplo de aplicación de la Ley de la Dependencia (¡ojala Dios quiera que nunca nos haga falta!), con ayudas a mujeres que sufren esa lacra que es el terrorismo machista, con ayudas a los más necesitados…
Eso es lo que debemos tener en cuenta cuando escuchemos las propuestas de los políticos. Cuando escuchemos las propuestas, hay que tener en cuenta que no es lo mismo un tío que se ha pasado ocho años fumando un puro, leyendo el As y esperando a que suceda la mayor plaga de Egipto sobre su propio país y sin aportar nada para evitarlo, que otra persona que ha trabajado y ha propuesto para ayudar al desarrollo del país en este período convulso de cambio de era.
También hay que tener en cuenta a candidatos y partidos políticos que ven en lo PÚBLICO un gasto, mientras que otros ven una inversión. Señores “populares” la sanidad, la educación, las infraestructuras, etc. no son un gasto, son una inversión de las que vive mucha gente y se benefician aún más.
Por todo esto hay que escuchar a los políticos, para que luego hagan y nos expliquen lo que hacen en el gobierno, y sobre todo pedirles explicaciones y no arrepentirnos de nuestro voto como le ha pasado a más de uno en nuestra Región tras el 22 de mayo.
Ramón Pérez Tornero
Twitter: @Ramon_Perez_T
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