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100 días que cunden mucho

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
viernes 07 de octubre de 2011, 12:56h

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De todo lo que se ha escrito y dicho de los 100 días del Gobierno de Cospedal, me quedo con una frase: hay que reconstruir Castilla La Mancha. Suena tremendista y como ciudadano es una frase que no me hubiera gustado escuchar nunca. Hemos trabajado para lograr el famoso estado del bienestar y ahora tenemos que apuntalar sus muros, limpiar los cascotes y empezar, prácticamente, de cero, desde la ruina económica y, en muchos casos más preocupante, desde la ruina moral.

Y digo más preocupante porque no hay peor ciego que el que no quiere ver y hay mucho de pobreza moral entre los que ahora, tiempo de vacas flacas, siguen pensando en sus intereses inmediatos, en su calidad de vida, y son incapaces de mirar un poco más lejos, pensar en los que llevan años sufriendo la crisis o pensar en el legado que, de seguir así, vamos a dejar a nuestros hijos. Porque las cuentas, simplemente, no salen.

 

Los datos objetivos son los que son. Brevemente y según el Síndico, a 30 de junio de este año, la deuda que dejó el gobierno anterior es de 2.813 millones de euros, la friolera de 468.043.818.000 pesetas. Dejó también concedidos 381 millones de euros en subvenciones sin dotación presupuestaria y sin reserva de crédito y dejó 167.727 facturas sin pagar. No se trata de criticar la herencia recibida sino de constatar el sumidero que se estaba tragando todo nuestro trabajo y esfuerzo, lo que estábamos construyendo para que nuestros hijos vivieran mejor.

Pero es más, este agujero negro ya no sólo pone en peligro ese futuro: amenaza nuestro presente y podemos ser la primera generación de la historia moderna que, sin haber sufrido una guerra, esté abocada a vivir peor que sus padres. Esta es la realidad que es necesario ver y que ya conocemos gracias a que Cospedal ha cumplido este compromiso durante los primeros cien días de Gobierno. Sólo por esto ya merecen la pena, porque sólo conociendo el alcance de la enfermedad podemos ponerle cura.

Ahora bien, Cospedal no se ha quedado en el diagnóstico y ya ha comenzado a aplicar la medicina. Podría haber optado por cuidados paliativos, bien de analgésicos, atontarnos y dejar que llegue la muerte dulce, pero ha optado por tratarnos como a lo que somos, hombres y mujeres libres capaces de tomar conciencia de nuestra realidad, y trabajar para cambiarla. Así entiendo yo el llamamiento que nos ha hecho “para reconstruir nuestra región con la ayuda de los castellano manchegos”. Es nuestra conciencia y nuestro compromiso ya no con esta tierra sino con nuestros conciudadanos, la que debe preguntarse, como decía Kennedy ¿qué estás dispuesto a hacer?, y responder.

Cospedal nos ha apuntado también algunos caminos, duros, pero por los que creo que merece la pena transitar. El primero es el plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos. Hay quien lo quiere entender como una línea de  recortes pero si vamos con honestidad a la letra de este Plan, lo que queda es un esfuerzo considerable para garantizar precisamente el desarrollo de los servicios sociales básicos. Hay menos dinero y tiene que haber más esfuerzo y compromiso por parte de todos para conseguir los mismos objetivos.

Es muy sintomático que los que han estado callados en estos últimos años, muchos de los que han pasado el cestillo para recaudar de la administración regional, sean los que hoy enarbolan la bandera de la indignación y se arrogan la potestad de defender esos derechos sociales que todos hemos conquistado.

Pero es más, este plan está pensado para permitir también que autónomos, pequeños y medianos empresarios, acreedores de la Junta, puedan cobrar ya. En muchos casos ese pago ya va a llegar tarde. Llegará cuando haya cerrado su negocio estrangulado por la falta de liquidez. En otros casos estamos a tiempo de salvarlos y de evitar que siga creciendo la cifra de desempleados. ¿No merece la pena este esfuerzo?

El otro gran pilar que me anima a pensar que algo está cambiando es Ley de Emprendedores. Una ley que por fin trata a los emprendedores como personas que añaden valor a la sociedad y a su entorno y no como potenciales explotadores. Y una ley pensada para que el creativo no tenga trabas a la hora de impulsar su proyecto y su idea multiplique el empleo y la riqueza. Esas son las herramientas que necesitamos y que pueden devolvernos la ilusión por el futuro. Ya sólo por eso, por enseñar, aunque estemos todavía muy lejos, la salida del túnel y poner sobre la mesa con claridad, sin paños calientes, lo que hay para que asumamos nuestra responsabilidad, sólo por eso ya han merecido la pena estos 100 días de Gobierno.

 

Julián Huete Cervigón
Vicepresidente 2º de la Diputación Provincial de Cuenca

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