Bipartidismo

Existe una base estrictamente estadística y es que, por lo general , un alto porcentaje de los ciudadanos somos personas moderadas y sensatas, de los cuales unos tienen una ligera tendencia a la derecha, otros hacia la izquierda y una parte son liberales que se decantan por un lado o por otro dependiendo de sus escalas de valores.

Este hecho también se corresponde con la lógica política mundial, y es que, por lo general, en todos los países dos grandes partidos acaban turnándose en el poder. Dicho esto, quiero aclarar que no estoy defendiendo a los dos partidos mayoritarios, solo digo que son tan criticables o alabables como pueden ser los minoritarios, y en todo caso, sus miserias, que las hay, pueden ser extrapolables al resto de los partidos.

Un ejemplo: Estados Unidos tiene el sistema bipartidista por excelencia, pero en cambio, su sistema es mucho más permeable a las corrientes ciudadanas, por no decir de la cantidad de contrapesos para evitar la concentración de poder. Existen muchas maneras de conseguir una mayor participación, estableciendo, por ejemplo, distritos con representantes directos, o empleando sistemas como el alemán que permiten coaliciones amplias.

Reconozco que se respira una sensación de fraude, los votantes se han sentido estafados por los dos partidos, estos prometían algo en las respectivas campañas y han hecho algo distinto tras estas; como los dos partidos son completamente distintos el único elemento en común es que pasaron  a tomar el mando, es decir, una vez que tuvieron que gobernar se dedicaron a tomar medidas y dejaron de hacer demagogia: su pecado, lo erróneo de ambos partidos estaba en sus campañas electorales y no en su labor de gobierno.

Por lo tanto no se puede eliminar este elemento en el resto de los partidos, la única razón por la que tienen un aire nuevo es que no han pasado por el poder, utilizan exactamente los mismos resortes que los otros dos partidos.

Muchos de ellos son honestos porque no han tenido ocasión de demostrar lo contrario, como en el caso de UPyD, otros como IU apuntan maneras allá donde gobiernan y muestran sus tics totalitarios como las declaraciones infames de Cayo Lara esta semana. Estos partidos tratan de encandilar con un discurso fresco y distinto, pero  el problema de nuestro sistema político es que sobran eso, palabras.

¿O es que alguien cree que si hubiera habido un consejero de UPyD en Bankia habría cambiado algo? Claro que no, el verdadero problema no es quienes estaban, sino el hecho de que estuvieran, reflejando  que el poder político llega a lo más hondo de la vida cotidiana de los ciudadanos. Otra muestra: lo grave no es que Leire Pajín tuviese varios sueldos y que ahora esté cobrando una pensión, sino el propio hecho de que alguien como ella pudiese llegar a ser ministra.

Lamentándolo mucho, los ciudadanos estamos errando el tiro, no estamos atinando con el problema básico, y es que hasta ahora, los políticos han hecho todo esto porque les salía rentable políticamente.

Pero tenemos una oportunidad para quitarles la razón y dejar de apoyar a aquellos que prometan imposibles, que den soluciones fáciles a asuntos complejos, tenemos que dejar de votar al alcalde en función de quién traiga a actuar a las fiestas o de si nos construyen otra obra faraónica; hasta ahora no ha sido así, y recriminamos a los partidos como aquel que le echa la culpa a la teletienda por comprarse un producto absurdo y de mala calidad.

Pablo Muñoz Miranzo
Twitter: @pablommiranzo