Tras casi 87 años, este establecimiento cierra sus puertas por motivos de salud. Y no quisiera hacerlo sin agradecerlo profundamente a sus proveedores de siempre, a los trabajadores que han ido pasando y, sobre todo, a su clientela paisana y foránea de ayer y de hoy, que ha brindado su cariño y comprensión a esta familia que durante tres generaciones ha vivido y sentido con el pulso de esta ciudad de Cuenca, intentando seguir y conservar sus raíces y tradiciones y a la que siempre llevaremos en nuestro corazón.
Gracias por todo ello y Dios os bendiga a todos.
Casa de Lerma