Y todo ello en un contexto de crisis permanente de la que sus verdaderos responsables van a salir de rositas mientras sus víctimas van engrosando las filas del paro, ven reducidos los servicios públicos y se enfrentan a un futuro con muy pocas expectativas de superación.
Y no hablamos de cuestiones generales y desde un plano teórico. La realidad, la más cercana a nosotros se impone día a día aunque no toda se conozca al detalle pero está ahí: retrasos en el pago de las nóminas, extinciones de contratos, incertidumbre por la continuación de servicios públicos, etc. En definitiva incumplimientos descarados de los derechos mínimos de los trabajadores, que ven como siguen trabajando cuando su patrón o alcalde les dice que no tiene dinero para pagarles a final de mes y que la culpa es del gobierno regional que no ingresa las subvenciones asignadas a los programas y convenios firmados en su momento.
Nadie duda que este es uno de los principales orígenes del problema: que los ayuntamientos están ahogados financieramente, pero la responsabilidad no es del trabajador sino del equipo de gobierno/alcalde de turno que ha sido elegido para gestionar su administración, esa que siempre se llama la más cercana a los ciudadanos. Aquí habría que recordar que las administraciones públicas son prestadoras de Servicios Públicos, actividades de interés general que no están regidas por el mercado o el beneficio económico. Y están obligadas a prestar una serie de servicios públicos a la ciudadanía en términos de igualdad, calidad y continuidad.
Y si hablamos de las empresas privadas concesionarias de la prestación de los servicios públicos (residencias de mayores, limpieza viaria, recogida de basuras, gestión del agua, parques y jardines, etc.,) nos encontramos con el mismo panorama.
Los trabajadores están siendo las víctimas y además están siendo utilizados como arma arrojadiza en este principio de legislatura, pero ellos no son los culpables ni de la gestión del político que ya no gobierna ni del que ha llegado, sea en el ámbito regional o local.
Y todo esto pasa en un mes de agosto plagado de fiestas locales y patronales para las que no se ha escatimado en la organización de fastos y boatos lúdicos, populares y religiosos, manteniendo intactos o simplemente algo retocados los gastos, que no se pueden tocar pues si no, como diría alguno de nuestros alcaldes: “¡me comen¡”. Mientras las nóminas se retrasan o se adeudan y siguen sin pagarse miles y miles de facturas a los proveedores.
Frente a todo esto la Federación de Servicios a la Ciudadanía (FSC) de las Comisiones Obreras de Cuenca no estamos indiferentes. Este panorama no es ajeno a nuestro Sindicato. Estamos prestando nuestro asesoramiento, colaboración y apoyo a los trabajadores y trabajadoras afectadas.
Esa es una de las razones que hacen a los sindicatos más útiles si cabe para la defensa de los intereses de los trabajadores, activos o desempleados, empleados públicos o del sector privado, hombres o mujeres, jóvenes y maduros, locales o inmigrantes, pues todos son víctimas de este sistema injusto que la crisis no va hacer sino reforzarlo y terminar de convertir el mercado laboral en una verdadera jungla.
Y por eso los sindicatos defendemos y organizamos la lucha social en el conflicto entre la clase trabajadora y el capital, y propugnaremos cualquier movilización que sea precisa. Lo hemos hecho toda la vida y ahora con más razón. Con gobiernos de izquierdas y de derechas. Y sabemos a quienes nos enfrentamos y quienes no van a admitir ni respetar el papel histórico del movimiento obrero y del sindicalismo en pleno siglo XXI.
Secretaría de Defensa de lo Público de la FSC CCOO-CUENCA
Si (
No(
