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Doménikos en “El Laberinto”

Doménikos en “El Laberinto”

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
sábado 15 de noviembre de 2014, 09:56h

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El Museo Diocesano de Cuenca se suma a las conmemoraciones del cuarto cente­nario de la muerte de El Greco con la exposición temporal “El Greco en el Laberinto. Escenas de la Pasión”, que incluyen dos obras de El Greco, Oración en el Huerto y Cris­to en la Cruz. La exposición recientemente estrenado en el Museo y hasta el próximo abril del 2015 ofrece al visitante cerca de 50 obras coetáneas a Doménikos Theotokópoulos, El Greco.

 

Entre la Plaza Mayor y las Casas Colgadas, en la calle Obispo  Valero número 1, conquenses y visitantes se encuentran con  el Museo de Arte Religioso de la Diócesis de Cuenca, conocido popularmente como el Museo Diocesano.

El actual Museo ocupa las tres primeras plantas del Palacio Episcopal, y se encuentra ubicado al sureste del Palacio, cuenta con una superficie de 1.007 m2 y donde el visitante podrá contemplar y disfrutar sus más de 200 piezas de gran valor, todas ellas procedentes de la Catedral o de las distintas parroquias  que forman la Diócesis de Cuenca, entre las más destacas las dos obras del artista cretense “El Greco”, La Oración en el Huerto de finales del siglo XVI y Cristo con la Cruz de principios del siglo XVII.

La Museo esta compuesto de diez salas, en diferentes plantas y su estructura es irregular, es conocido como “el laberinto” pues su distribución  y sus diversas salas forman una encrucijadas para que la persona que se adentre en él y se pierden contemplado las obras que alberga el centro.

Entre la sala más destaca del museo se encuentra la conocida como el “Cuarto de San Julián”, en la cual aun se conservan restos de yeserías con inscripciones cúficas y pueden percibirse los ventanales góticos del primer palacio, esta sala además alberga tapices que narran escenas bíblicas de la Historia del Rey Saúl, alfombras conquenses, tenebrario y candelabros, junta un lateral, una pequeña venta se abre  a otra sala palaciega y en el que se pueden encontrar una colección singular de alfombras de Cuenca de los siglos XVII y XVIII. Otros dos tapices con la Historia de Noé a la salida del Arca después del diluvio.

Además se puede admirar también la valiosa colección de orfebrería realizada en plata, perlas y piedras preciosas y mención especial a la colección de tapices flamencos y a las tablas renacentistas. Así mismo la orfebrería del Museo es muy completa y está formada por diversos objetos religiosos como cálices, copones, custodias, baculos, portaviáticos… También hay diversas piezas destacadas como el báculo de San Julián con esmaltes de Limoges, la custodia de plata dorada de Becerril, el relicario de los Déspotas de Epiro de perlas, sedas y piedras preciosas, una custodia de coral.  Estos son solo unos ejemplos de los secretos que esconde el  Museo Diocesano de Cuenca.

 

Un paseo por “El Laberinto”

Nada más comenzar la visita al Museo Diocesano  el visitante se encuentra con la campana más antigua del Obispado, procedente del municipio conquenses de Moya está fechada en 1545, además en esta primer sala podemos ver el primer tapiz de la colección que representa La Embriaguez de Noé, así mismo unas grandes puertas mudéjares cuyos herrajes datan del siglo XV también dan la bienvenida al visitante.

 

En la primera sala del Museo, la Medieval, podemos encontrar diferentes obras de la Edad Media, como son las pinturas de la Virgen románica de Arcas, el busto de la Virgen de Valdemoro de la Sierra  o el Cristo resucitado, una escultura en caliza, hispanoflamenco y  procede de la antigua portada central de la Catedral o una gran estatua yacente del Caballero Antelo, a la derecha de la sala esta expuesta una alfombra de nudo turco del siglo XVII.

Las tres siguientes salas están reservadas a distintas obras del Renacimiento, entre la que se conserva una rica colección de grandes tablas pintadas en el siglo XVI por el pintor conquense Martín Gómez el Viejo: Retablo de los Santos Juanes, Retablo de la Santa Cena, El Nacimiento y La Presentación del Niño en el templo. Así mismo es notable la influencia de Leonardo da Vinci a través de su discípulo Fernando Yáñez del que se conserva importante obra en la Catedral conquense. En la última sala dedicada al Renacimiento nos encontramos un conjunto de 8 tablas de Juan de Borgoña procedente del Convento de Dominicos de Carboneras de Guadazaón. Suelen datarse entre 1500 y 1504. El conjunto tiene un claro programa iconográfico mariano con los siguientes títulos: El profeta Amós, Presentación de María en el templo, Desposorios de la Virgen, El sueño de San José, Natividad, La Circuncisión del Señor, La Sagrada Familia y La Huida a Egipto.

 

Un tesoro oculto

Para acceder al Tesoro del Museo tendremos que descender por las esclareas de la última sala dedicada al Renacimiento, una vez allí, y dentro de la cámara acorazada nos encontramos las piezas más valiosas con las que cuenta el pinacoteca.

Nada más entrar nos encontramos con una gran vitrina de cristal, la Sala de Custodias recoge una rica colección de orfebrería de plata dorada del siglo XVI formada por custodias, cálices, cálices-ostensorios, copones, incensarios. A esta le sigue la sala dedicada a El Greco, donde podemos contemplar dos óleos del cretense: La oración en el huerto y Cristo con la cruz a cuestas, acompañado a estas obras también se encuentra un la obra Calvario, de principios del Siglo XVI y del pintor flamenco Gerard David.

Y por último nos encontramos en la Sala del icono, aquí podremos conocer  la colección del Relicario de los Déspotas de Epiro. Pintura a la encáustica sobre tabla con reliquias de Santos, pintado hacia 1370 posiblemente en Meteora (Capadocia). Junto a él la Custodia procesional de Villaescusa de Haro, del Siglo XVI, el Báculo de San Julián, cobre dorado y esmaltes de Limoges, que data del año 1200.

Tras salir de la cámara acorazada del museo, la siguiente sala nos sorprende con las siguientes obras: Paño de túmulo de difuntos, Lienzo del Martirio de Santa Inés, Calvario conocido como El Cristo de los Sacristanes, Asunción de la Virgen.

Para acceder a las siguientes salas, tendremos que ascender por unas escalaras para llegar a las tres salas palaciegas con las que cuenta la pinacoteca, en la primera de ella, la del Calvario y donde destaca una escultura en madera tallada y policromada, Calvario de Alfonso VIII, data del Siglo XIII y fue un regalo de Alfonso VIII para la Catedral tras la reconquista de la ciudad. La talla ha sido recientemente restaurado. A la izquierda de la sala podemos contemplar  un tapiz: Eneas sale de Cartago, y a la derecha El Diluvio universal. Preside la sala un gran dosel de seda blanca con bordados.

La segunda sala se caracteriza por su amplitud y donde se pueden ver grandes tapices que narran escenas bíblicas de la Historia del Rey Saúl, alfombras conquenses,  tenebrario y candelabros. Continuamos la visita en la última de estas salas en la que nos muestran una colección singular de alfombras de Cuenca de los siglos XVII y XVIII. Junto a ellas otros dos tapices con la Historia de Noé a la salida del Arca después del diluvio.

Para concluir con la vista nos adentramos en la “Sala del espejo”, en donde una gran alfombra con el escudo de la Catedral despide al visitante del museo.

 

 

El gran desconocido de los museos de la capital

El Museo Diocesano de Cuenca, tal vez una de las joyas más desconocidas de la capital conquense, ha programado diversas actividades para darse a conocer, pero no solo antes los numerosos turistas que llegan a conoce la capital, sino a los propios habitantes de la ciudad, que apenas conocen de su existencia. Para ello la gerencia del centro ha puesto en marcha la exposición “El Greco en el Laberinto. Escenas de la Pasión” coincidiendo con el cuarto centenario de la muerte de “El Greco”, que se conmemora este años.

El Museo fue inaugurado el 23 de mayo de 1983, por el Presidente del Patronato, el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo D. José Guerra Campos, aunque se comenzó a trabajar en el 28 de enero de 1977, coincidiendo con la festividad de San Julián, patrón de la diócesis conquenses y e la que se público en el Boletín Oficial del Obispado el Decreto creador del mismo, comenzando la creación de una Comisión Mixta formada por el  Obispado y la extinta Caja de Ahorros de Cuenca, que posibilitará los supuestos jurídicos de colaboración entre ambos organismos. El día 10 de noviembre de 1978, Guerra Campos devolvió el borrador confeccionado por la Comisión, y el 25 de enero de 1979 la Caja dio su conformidad. El convenio entre ambas instituciones señalaba que  el Obispado aportaba los fondos, con el compromiso de mantenerlo abierto el Museo, al menos durante quince años, y la Caja a financiar la instalación y una colaboración económica anual.

El arquitecto Fernando Barja Noguerol fue el encargado de integrar el Museo dentro del actual Palacio Episcopal, en la remodelación de las salas primó la conservación  en su totalidad la estructura del edificio, construido en el siglo XII. El Museo en la actualidad cuenta con 10 salas distribuidas en tres plantas y en el se custodian más de 200 obras de arte sacro procedente de la provincia.

Entre los fondos con los que cuenta el centro, destacan dos obras restauradas a principios de Siglo XXI: “Oración en el huerto” y “Cristo en la Cruz», que proceden de Las Pedroñeras y Huete, respectivamente.

 

 

“El Greco en el Laberinto. Escenas de la Pasión”


El Greco es uno de los pintores más universales que existe. Su obra está diseminada por todo el mundo, principalmente gracias al interés que despertó desde finales del siglo XIX y a la gran acción llevada a cabo por el Marqués de la Vega-Inclán, que vio en esa diseminación un inmejorable vehículo para llevar a Toledo y su pintor a todos los rincones del mundo, y donde dos sus obras se encuentran el en Museo conquense.

Doménico Theotocópuli nace en Candía (Creta). En aquél entonces, la isla pertenecía a la República de Venecia. El Greco representa un caso único en la evolución de la historia del Arte: hasta 1567, trabajo en Creta como pintor de iconos a la manera postbizantina.

Alcanzó un gran prestigio como "maestro pintor", aunque de aquella época sólo se conocen con seguridad tres obras suyas: La Dormición de la Virgen, San Lucas pintando el icono de la Virgen y La Adoración de los Magos.

Tras conseguir ese título de Maestro en pintura, en 1567 viajó a Venecia, donde comenzó a recibir sus primeros encargos. En 1576 llega a Madrid y un año más tarde se decide establece en Toledo, ciudad que lo vio crecer como artista.

En Toledo pintará obras que, todavía hoy, permanecen en el lugar donde las realizó, en los llamados Espacios Greco.

Conforme avanza su vida en Toledo, su pintura se hace cada vez más subjetiva e intelectual.

Resulta llamativo pensar que el gran maestro cretense podía haber trabajado en Cuenca al igual que lo hizo en la ciudad de Toledo y en otras poblaciones, si tenemos presente que uno de sus máximos valedores, el toledano don Luis de Castilla, fue arcediano de Cuenca durante muchos años. Pero lo cierto es que Castilla nunca le encargó obras para esta ciudad, pero si para la provincia con dos obras, “La oración en el huerto” y “Cristo con la cruz”.

El Museo Diocesano rinde homenaje a Doménikos en esta exposición. El centro con  sus tres plantas, que definen un pequeño laberinto con sugestivos escenarios expositivos, se aloja una importante colección de obras de arte provenientes de la catedral y de diversas poblaciones de la diócesis que han llegado para esta exposición temporal que estará en “El Laberinto” hasta el 12 de abril de 2015.

En las profundidades del laberinto el visitante podrá encontrar,  además de las pinturas del gran maestro cretense y que conviven con el valiosísimo Díptico-relicario bizantino en la Sala del Tesoro, la exposición cuenta con cerca de 50 obras más repartidas por el Museo.

Los horarios de visita son de martes a sábado 10 a 14 y de 16 a 20 y domingos y festivos  de 11 a 14. El precio por la entrada general es de 2,50 € y 5 € la entrada conjunta Museo y Catedral.

 

 

 

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