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En un lugar de la "Alcarria" de cuyo nombre no quiero acordarme ...

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
domingo 30 de marzo de 2014, 07:47h

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Permitidme la licencia de transcribir, a mi manera, el mejor trabajo literario jamás escrito del maestro Cervantes.

En este lugar de la Alcarria, llamado Priego, y en el río que le da fama, no ha mucho tiempo que vivían en plena armonía galápagos leprosos, truchas, nutrias, águilas reales, búhos, buitres y un larguísimo etcétera.

 

El río daba sustento al hombre regando las tierras de sus fértiles vegas.

Los amantes de la naturaleza seguían senderos olvidados, estremecidos por la belleza de la naturaleza, en un marco incomparable como era la ribera del Escabas.

Sus aguas bravas, limpias, llenas de vida, el frescor matinal y el canto de las aves revelaban la magnífica dinámica natural de este río de vida.

Después llegó un proyecto de minicentral hidroeléctrica y su correspondiente estudio de impacto ambiental transformando un ecosistema idílico en un paisaje degradado por la acción del hombre.

Se recogieron miles de firmas, se enviaron cientos de alegaciones, las redes sociales se movilizaron en contra de la minicentral, hasta los medios de comunicación se hicieron eco de la defensa del río Escabas.

Muchos decían la inutilidad de luchar contra molinos de viento regocijados en su ínsula barataria intentando socavar la noble idea de "desfacer agravios"

Las administraciones públicas dijeron que no pudieron hacer nada, que el proyecto cumplía los requisitos legales y técnicos y otras se declararon simplemente incompetentes.

De nada sirvió el blindaje del río al pertenecer a la Red Natura 2000, a la ZEPA o estar catalogado provisionalmente como reserva fluvial por la JCCM.

Tampoco se cumplió el Plan de Zona de la Alcarria Conquense que preveía la exclusión de estas infraestructuras en los cauces fluviales incluidos en espacios naturales protegidos y Red Natura 2000.

Ahora queda el silencio solo perturbado por el graznido de un ave teñida de negro, es la muerte vestida de luto anunciando su reinado.

El cielo, en riguroso gris, acompaña el cortejo fúnebre arrojando lágrimas y abrazando con su manto etéreo la ribera ahora inerte.

Todo esto es parcialmente ficción, pero puede ser una realidad, si las instituciones públicas no toman el férreo compromiso de cumplir y hacer cumplir las leyes como la ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad o Directiva Europea 92/43/CEE (tipos de hábitats naturales de interés comunitario para cuya conservación es necesario designar zonas especiales de conservación).

Las administraciones tienen el deber y la obligación de garantizar la conservación del hábitat de las especies protegidas y garantizar así su supervivencia como así lo establece la legislación vigente.

 

 

 

Jorge Juan Orusco Pérez

 

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