www.cuencanews.es

La pregunta del millón

Por Redacción
x
localcuencanewses/5/5/16
lunes 19 de noviembre de 2012, 00:34h

google+

Comentar

Imprimir

Enviar

Si hay una pregunta que copa las conversaciones en cualquier reunión social es la de cuándo vamos a salir de esta. En estos casos cada uno llevamos un economista dentro y elaboramos todo tipo de teorías más o menos complejas, y algunas acertadas incluso siendo contradictorias entre sí.

Pero puede que, doctrinas macroeconómicas aparte, sea necesario aclarar un concepto tan básico como muchas veces olvidado como es por qué un país crece o no. La economía es la suma de millones y millones de pequeñas decisiones que se toman simultáneamente por todas las personas; en general, cuando hacemos una compra o firmamos un contrato, éste nos suele resultar satisfactorio, quedamos contentos con la decisión y nos sentimos mejor que antes de tomarla. Este cúmulo de decisiones a lo largo de la vida, con altibajos, sin duda, provoca que, en la mayoría de los casos, las personas prosperen.

Esta suma de pequeños éxitos personales a lo largo de la vida hace que las economías crezcan; por ejemplo, un pobre actual es en términos absolutos más rico que un rico de principios del siglo XX. Este elemento básico echa por tierra una de las falacias más extendidas como es la idea de que la economía es un juego de suma cero, donde si unos prosperan otros deben de empeorar. Si esto fuera así, seguiríamos en la Edad Media.

Bien, pues las crisis económicas se generan porque se producen millones y millones de decisiones económicas incorrectas, como una mala compra, escoger un contrato equivocado, equivocarte al elegir la carrera, o mudarte de ciudad; todas estas medidas equivocadas requieren tiempo y recursos para ser enmendadas por la propia persona.

Hay que aclarar que una decisión resulta negativa si el coste de tomar ésta ha sido más alto que el beneficio que has sacado de ella, y esto se puede valorar por su coste de oportunidad (aquello a lo que has renunciado para tomar esa decisión), por su coste monetario, o por el tiempo perdido. En un sistema de libre mercado, la oscilación en los precios y en las percepciones de lo que valen o importan las cosas sirve para poder corregir inmediatamente estas decisiones y minimizar así las pérdidas.

Precisamente ésta es la razón por la que se producen crisis sistémicas. El peso del sector público impide a las personas percibir las consecuencias de las decisiones y distorsiona la información, provocando que se tomen medidas erróneas sin que sean corregidas a tiempo.

Por ejemplo, era el Banco Central Europeo el que fijaba el tipo de interés real negativo, incentivando a todos los agentes a endeudarse, y eran o las administraciones públicas las que restringían la oferta de suelo para financiarse, creando así un aumento en los precios de las viviendas, por no hablar de las regulaciones en mercados como el de trabajo o la energía que aumenta exponencialmente los costes, haciendo perder competitividad a la economía.

Todas estas decisiones políticas, con motivaciones electorales, distorsionaban la percepción en los ciudadanos y en las empresas y equivocaban las decisiones, eligiendo, por ejemplo, una hipoteca en vez de vivir de alquiler, o iniciar una inversión grande en una empresa con el sólo objetivo de acogerse a una subvención o una desgravación.

Bien, pues en este punto lo que voy a anunciar no es un brote verde. Parece claro que no bajará el paro en muchos meses y España no volverá a crecer como mínimo hasta el verano que viene, pero existen indicios de que los agentes económicos están enmendando sus decisiones, que comienzan a pagar sus deudas, o dirigen su formación a sectores con más futuro; muchas personas están creando empresas ante la situación del mercado laboral, y las que ya existían han comenzado a exportar sus productos, haciéndose más competitivas.

Una suma de millones de esfuerzos que se reflejan en los datos de exportaciones o en la Balanza Comercial, unos indicadores que suelen preceder a los realmente importantes como son los del crecimiento económico o los de paro.

Lo que sí está claro es que será esta mitad de la economía la que salve al país, y no el sector público, que en comparación apenas se ha puesto manos a la obra, aunque no paren de hablar de reformas y medidas varias. Resulta curioso comprobar cómo en esto, y en todo lo demás, el sector privado hace mucho y habla poco y el sector público habla mucho y hace poco. Conviene recordar esto cuando salgamos de la crisis.

 

 

Pablo Muñoz Miranzo
Twitter: @pablommiranzo

 

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios