El IX Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en Castilla-La Mancha revela que 1 de cada 5 personas en la región vive en situación de exclusión social, afectando especialmente a jóvenes, menores y hogares con niños, mientras la vivienda y el empleo se consolidan como los principales factores que perpetúan la desigualdad. La presentación del estudio en Toledo ha sido encabezada por el arzobispo Francisco Cerro Chaves y la presidenta de Cáritas Castilla-La Mancha, Rosa García.
Hoy se ha presentado en la Biblioteca Regional de Toledo el IX Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social en Castilla-La Mancha, un análisis riguroso del estado de la pobreza y la exclusión social en la región, elaborado por la Fundación FOESSA. La presentación ha contado con la participación del arzobispo de Toledo, D. Francisco Cerro Chaves, la presidenta de Cáritas Castilla-La Mancha, Rosa García, y la técnico de FOESSA, Marina Sánchez.
El arzobispo de Toledo destacó que “comprender la realidad es una dimensión básica de la Caridad”, subrayando que los estudios de FOESSA combinan rigor científico con la experiencia directa de voluntarios, profesionales de la acción social y comunidades parroquiales. Por su parte, Rosa García señaló que el informe no solo analiza la situación, sino que tiene “la intención de transformarla” y convertirse en una herramienta para mejorar la intervención con las personas más vulnerables.
Entre las principales conclusiones del informe, se destaca que el 20% de la población de Castilla-La Mancha se encuentra en situación de exclusión social, lo que equivale a unas 428.000 personas. La investigación refleja un proceso de fragmentación social, con retroceso de la clase media y aumento de la precariedad. La vivienda y el empleo se identifican como los principales motores de exclusión: el 22% de la población sufre algún problema residencial y los salarios reales apenas compensan la subida de precios, manteniendo a muchas familias en situación de vulnerabilidad.
El informe también evidencia que la pobreza se cronifica y que el sistema de garantía de ingresos no llega a todas las personas que lo necesitan. En Castilla-La Mancha, el Ingreso Mínimo Vital (IMV) cubre solo al 51% de las personas en pobreza severa, y un 64% de los hogares en esta situación no ha oído hablar de él. La precariedad laboral y la dificultad de acceso a vivienda digna continúan siendo factores críticos.
Además, FOESSA alerta sobre la erosión de las redes sociales y comunitarias: la solidaridad entre hogares ha disminuido del 81% en 2018 al 52% en 2024, y un 12% de los hogares en exclusión sufre aislamiento social. La exclusión afecta especialmente a menores de 18 años, jóvenes, hogares con niños y personas de origen extranjero, que enfrentan tasas significativamente superiores a la media regional.
El informe propone un cambio de modelo social centrado en el cuidado, la justicia social y ecológica, fortaleciendo la vivienda, el empleo, la protección social y la participación comunitaria. Se aboga por políticas que no solo redistribuyan recursos, sino que actúen sobre las raíces de la desigualdad desde el primer día de inclusión de la población más vulnerable, incluyendo migrantes.
El arzobispo de Toledo cerró la presentación agradeciendo a los medios de comunicación y señalando que conocer la realidad social es un paso clave para trabajar mejor con los más vulnerables y construir un mundo más justo e inclusivo.
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