Denunciamos que las violencias ejercidas hacia las mujeres por parte de las parejas o exparejas, aun siendo terrible no es las única forma de violencia que sufrimos las mujeres.
Denunciamos que existen otras violencias, como las ejercidas en las calles, en el ámbito laboral, en los bares, contra nuestros cuerpos, por las noches, durante el día, por familiares, por extraños, en la publicidad y los medios de comunicación, por las instituciones, en forma de violaciones y abusos sexuales, de golpes, de forma y en muchos casos en forma de feminicidio y muerte.
Denunciamos que estas violencias son muchas, constantes y no visibilizadas por la sociedad, denunciamos que estas violencias se ejercen contra todas: heteros, lesbianas, trans, intersexuales, queer, putas, mayores, niñas, adolescentes, migrantes, extranjeras, ejecutivas, feministas, amas de casa, catedráticas, conductoras de táxi, enfermeras, fuertes, locas, macarras, dependientes del super, drogadictas, pijas y salvajes.
Por eso reivindicamos el derecho a una vida libre de violencias, a la soberanía y capacidad de decisión sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas independientemente de cómo vivamos nuestra sexualidad e identidad de género.
Reivindicamos también el fomento de una sociedad basada en el buen trato como modelo de desarrollo social alternativo a la violencia estructural del sistema capitalista patriarcal, nuevas formas de masculinidad que se basen en la corresponsabilidad y la no violencia, la persecución de todas las violencias ejercidas a las mujeres más allá de todas las fronteras, la supresión de publicidades sexistas que atentan contra nuestros cuerpos, imponiendo un modelo de belleza irreal y opresora. La visibilización y reconocimiento en igualdad de condiciones de otras formas de relación diversas, más allá de las familias nucleares.
Todas exigimos ser reconocidas como susceptibles de sufrir violencias, pero también como sujetas activas contra las mismas.
Y mientras terminamos con este sistema… que la ley de violencia de género recoja todos los tipos de violencia. Que el estado nombrado como aconfesional termine con los privilegios de la iglesia católica y no permita que sus preceptos morales y los de otras iglesias se reflejen en la legislación, en el devenir de nuestras vidas y la consecución de nuestros derechos.
Que el estado y todos los agentes sociales asuman su responsabilidad para garantizar a las mujeres y personas que se nombran como tal una vida plena sin violencia, es decir una vida que merezca la pena ser vivida.
Y además…
Queremos que la disposición a eliminar esta lacra social tan extendida en los días simbólicos pase a ser el ánimo que inspire la lucha cotidiana de todxs.
Queremos vivir sin opresión.
Queremos elegir libremente lo que nos parezca mejor para nosotras mismas.
Porque SI NOS TOCAN A UNA NOS TOCAN A TODAS
Asamblea de personas y Colectivos Feministas de Cuenca