El portavoz de agua de Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha, Julio Bacete y el responsable de Medio Ambiente, Jacinto Tello, han presentado a los miembros de los Grupos Socialista y Popular en las Cortes de Castilla-La Mancha, el “Estudio sobre el futuro de las actividades agroalimentarias en la cuenca alta del Guadiana: aspectos jurídicos, hidrológicos y socio-económicos”.
El estudio, promovido por la organización cooperativa, ha sido realizado por los profesores de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) de Economía Agroalimentaria del Instituto de Desarrollo Regional, Juan Sebastián Castillo Valero y M. Carmen García Cortijo; por el geólogo especialista en Hidrogeología Aplicada Luis Francisco Turrión y por el catedrático de Derecho Administrativo de la UCLM, Francisco Delgado Piqueras.
El objetivo es sensibilizar a los responsables políticos sobre las alternativas para defender las alegaciones a los planes de cuenca dentro del proceso de participación pública del tercer ciclo de la planificación hidrológica, que finalizará en diciembre de 2021. “Nos encontramos en un momento crucial, en el que las decisiones tomadas influirán en cómo se desarrolle la agricultura y, por tanto, la producción de alimentos hasta 2027, fecha de finalización de la vigencia del futuro Plan”.
Alegaciones en materia técnica
Entre otras cuestiones, el estudio concluye que en el borrador del plan existen algunas inexactitudes en el cálculo de los recursos disponibles que, de no solucionarlas, podrían tener graves consecuencias para el sector agroalimentario. De este modo, el cálculo de la evapotranspiración en la zona del Alto Guadiana, la escorrentía total respecto a la subterránea, o la falta de estudios para dimensionar el recurso renovable disponible, son algunos temas en lo que se centra el estudio y, por tanto, las futuras alegaciones.
Cooperativas ha recibido el apoyo tanto del Grupo Socialista como del Grupo Popular. Hay que tener en cuenta que en el Alto Guadiana, se concentra el 52% de las hectáreas de regadío y el 64% del sector agroalimentario castellano-manchego, habiendo una relación directa entre regadío y población en el medio rural.
La postura de cooperativas “es volver a insistir en la necesidad de contar con un estudio riguroso sobre las aguas subterráneas para conocer el funcionamiento del acuífero y dimensionar los recursos renovables disponibles para ser aprovechados de una manera sostenible”.
La importancia de la de las aguas subterráneas en el Alto Guadiana
El Alto Guadiana es el mayor ejemplo de fijación de la población rural y de resiliencia de la actividad económica de toda Castilla-La Mancha. Este desarrollo endógeno está íntimamente ligado a la presencia del regadío.
El territorio de estudio, respecto al total regional, concentra el 32% de la población; el 46% de las tierras de cultivo, cultivos permanentes, pastos y masa forestal; el 52% de las hectáreas de regadío y el 64% del sector agroalimentario. El viñedo de regadío y los cultivos sociales (ajo y cebolla, melón y sandía) constituyen un eje vital vertebrador que permiten que la población encuentre un medio de vida digno en el medio rural. Sus unidades de trabajo, en torno a 31.000 afiliados al sector agrario, están muy vinculadas a las cooperativas y a la pequeña empresa agroalimentaria.
La resiliencia de la economía social en estos municipios es un ejemplo de desarrollo endógeno y participativo. La actividad de las cooperativas sigue siendo ejemplo de un desarrollo rural avanzado, sostenible y con proyección de futuro.
Posición en el resto de los procesos de planificación hidrológica.
La organización cooperativa igualmente ha manifestado su oposición al resto de procesos de planificación hidrológica (Júcar, Segura, Tajo, Guadalquivir, Ebro y Duero) en la medida que en los mismos se contemplen medidas restrictivas en el uso del agua para los agricultores y ganaderos de nuestra región. El desarrollo socioeconómico y especialmente la lucha contra la despoblación en los ámbitos territoriales de estas cuencas, depende de garantizar el acceso racional y sostenible al agua para garantizar la viabilidad económica de las explotaciones de nuestros agricultores y ganaderos y, sobre todo, para favorecer el necesario relevo generacional en estos territorios.