Desde el año 2015, se viene celebrando el primer lunes de cada octubre dedicado a la Educación Financiera como una iniciativa del Banco de España. Su objetivo es crear conciencia sobre la importancia de la formación en materia de finanzas, es decir, de tener una cultura financiera mínima para la vida cotidiana.
A pesar de todos los esfuerzos por parte del Estado, ¿realmente se han obtenido frutos significativos?
El contexto actual
La iniciativa para mejorar la educación financiera en España comenzó de verdad en el 2009, junto con la aprobación de la primera Empresa de Asesoramiento Financiero (EAF), pero parece que sigue sin ser una figura consolidada o siquiera tomada en cuenta.
A día de hoy, esta pregunta es válida considerando que apenas se reconoce la figura de la EAF debido -irónicamente- a la pobre cultura financiera en el país. Por lo tanto, es incluso válido cuestionar si la creación de esta figura es relevante o tuvo siquiera un poco de peso en materia de educación financiera.
La Educación Financiera es un término que se usa continuamente en la jerga común, aunque quizás no sea un concepto que todavía esté definido con precisión por el público promedio. De hecho, incluso se podría decir que esta formación es tan pobre que ni siquiera es fácil definirlo.
¿A qué le llamamos Educación Financiera?
Es la capacidad de conocer los conceptos básicos de las finanzas y el manejo del dinero para aplicarlos a la vida cotidiana. El objetivo de tener conocimientos en materia de finanzas es manejarlos lo suficiente como para poder poner en práctica los conceptos, incluso si son bastante básicos.
La falta de la misma nos pone en la situación de riesgo de no saber con exactitud lo que se hace con el dinero propio ni con las finanzas personales y familiares. A largo plazo, esto complica la toma decisiones en la vida diaria en todo lo relativo al dinero, incluso si se trata de algo que debería ser cotidiano.
Incluso una persona que no está interesada en saber nada sobre administración, debería conocer lo mínimo de economía como para entender cómo funciona el dinero a un nivel tan básico. Además de obtener un mejor control financiero, también contribuye a entender la situación económica del país en el que se vive y tener un criterio propio en vez de generalizado.
Educación financiera que brilla por su ausencia en España
A pesar de que haya un día especialmente dedicado a celebrar y promover la conciencia de la administración del dinero, sigue siendo un tema bastante pobre en el país. En mayo del 2020, BBVA Research publicó un reporte en el que se revela que casi la mitad de los españoles consideran que sus conocimientos de finanzas son bajos.
Esta cifra es incluso más alarmante si se compara con que solo el 8% considera que sus conocimientos son altos. A esto se le añade que aproximadamente una tercera parte toma sus decisiones financieras con base a la experiencia que amigos le han confiado. La suma de todos los datos son un indicio del riesgo que están corriendo los españoles en la gestión del dinero y de las inversiones.
En conclusión, se puede decir que el pequeño inversor no tiene en su gran mayoría los conocimientos financieros básicos, a tal punto en el que no se suele entender la diferencia entre prestamo y credito a pesar de ser fuentes de financiación. En general, el español promedio no conoce los productos financieros o cómo acceder a ellos, o siquiera las opciones adicionales más allá de las ofrecidas en el sector bancario.
El interés y las crisis como factores decisivos
Se estima que la falta de educación financiera puede estar muy relacionada con la falta de interés que hay entre el público general, puesto que solo al 12% de los españoles les llama la atención la materia financiera. También hay que mencionar que el lenguaje financiero es técnico y las entidades no se han encargado de simplificarlo para una correcta difusión.
Por contraparte, el interés por aprender sobre las finanzas parece estar creciendo, en especial en este temporada de incertidumbre a nivel económico. Este factor se vio en la anterior crisis financiera, en la que se produjo un incremento del interés por las finanzas, que se mitigó de forma paulatina.
A pesar de que no ha habido una constante, al menos hemos notado que es necesario aprovechar este interés para hacer fácil y comprensible la economía para el público general. Incluso, es algo más fácil que los medios financieros se encarguen de ello en la era de la información y que los individuos tengan iniciativa para aprender en cualquier momento.
Es necesario educar a la población sobre la administración de su propio dinero, pero sobretodo hay que inculcar e implantar una cultura alrededor de la educación financiera. A pesar de que a una persona no le llame la atención profundizar en temas económicos, debe sentir interés y tomar iniciativa para aprender a administrar sus finanzas.
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