Para muchas personas, el sexo es algo sorprendentemente cuadriculado y hermético. Nada más lejos de la realidad, las relaciones íntimas son todo un mundo de posibilidades y descubrimientos. Uno en el que el placer y la diversión son la regla predominante, pero que solo se puede cumplir con confianza y ganas de experimentar.
Por eso, cada vez hay más interés por probar cosas nuevas como juguetes anales, disfraces o toda clase de prácticas diferentes a lo tradicional. El tabú se está derribando para dar paso a una liberación que ayude a disfrutar mucho más de la pasión entre personas.
De mano de esa liberación vienen las revelaciones. Ahora, que hay muchos menos tapujos para hablar, se están descubriendo esos secretos más desconocidos sobre el sexo, sobre qué les gusta a ellos y, también, sobre qué les gusta a ellas.
¿Quieres saber esos secretos sobre el sexo que nadie cuenta nunca, pero que son importantísimos? Pues no se hable más. Aquí los tienes gracias a muchas personas que se han animado a dar un paso al frente y confesar eso que se hace y nunca gusta, y lo que no se hace, pero encanta.
Siempre hay margen para experimentar
Al contrario de lo que se suele pensar, cuando la edad va avanzando, lejos de perder el interés, aumenta la curiosidad por probar cosas diferentes. El deseo sexual va en aumento, de la mano de las ganas de probar otras posturas, experimentar con juguetes o incluso tantear otras formas de practicar el sexo, como puede ser el bdsm.
El factor sorpresa gana interés, lejos de relajarse. De hecho, y aunque pueda resultar extraño, muchas mujeres han revelado que disfrutan mucho más de hacer el amor cuando están con la regla. Otro mito a tumbar para muchos hombres, desde luego.
No pasa nada por hablar…
A veces hay que decir las cosas, sobre todo si son molestas. No hay que olvidar que la clave del sexo es el placer y, sobre todo, pasarlo bien. Todo esto se puede ir al garete si hay algo que no está funcionando durante las relaciones íntimas y, si es así, lo primero que se debe hacer es comentarlo. Sin miedo, sin tabúes.
Una postura incómoda, un mal movimiento, un mal gesto. Si resulta molesto, se dice, se cambia y se sigue disfrutando. Es así de sencillo, no hay que pensar en esto como un ritual inamovible en el que el silencio solo debe dejar paso a los gemidos. Si hay comunicación, el sexo siempre es mejor, porque ambas partes saben qué deben hacer y cómo, y así es como realmente se puede disfrutar. Así es como de verdad se puede experimentar el verdadero placer.
… Pero sin pasarse
Hemos dicho que hablar es importante, ahora bien, hay que saber poner límites. Si hay algo que llegan a odiar las mujeres es que la otra persona pregunte si están disfrutando o si les está gustando. Todo lo contrario, si se nota que no es así, es porque no lo es. No tiene por qué ser un festival de risas o gritos, pero cuando se está disfrutando, se nota.
La comunicación es importante siempre y cuando se sepa dosificar bien. Se debe usar sobre todo para poner límites o, por otra parte, para sugerir cosas a probar o dar pequeñas recomendaciones. Ir más allá es caer en algo que puede romper por completo la magia, y a una velocidad sorprendente.
Más tiempo no es más placer
El sexo no es un deporte de fondo. Muchas personas prefieren algo breve e intenso antes que algo largo y monótono. De hecho, no son pocas las mujeres que confiesan haber fingido su clímax para terminar algo con lo que, literalmente, se estaban quedando dormidas.
Durar mucho, de hecho, puede ser un problema. Las zonas íntimas se pueden secar y ese rozamiento puede provocar un dolor bastante molesto, o generar irritaciones que luego pasen factura. No hay una media de tiempo infalible, ciertamente, pero hay que asegurarse de que la experiencia sea lo más intensa posible y no se prolongue demasiado.
Hay confesiones que lo cambian todo, y seguramente estos secretos hayan cambiado muchas de tus opiniones sobre el sexo. Es lo que ocurre cuando se perpetúa una idea alejada de la realidad, que se dan por sentadas cosas que distan mucho de lo que sucede realmente.
Y esperamos que también te hayan cambiado a ti y te hayan servido para descubrir que hay demasiados prejuicios e ideas erróneas sobre el placer en las relaciones sexuales. Por suerte, los tiempos cambian y hay más comunicación, más formas de investigar y de descubrir un mundo que no deja de evolucionar y que, poco a poco, se está quitando de encima esas telarañas que tapaban la realidad.
Los gadgets tecnológicos, otro acierto
A pesar de que no son centennials, los millennials sí están muy avanzados en el uso de los productos electrónicos. Los móviles, las tabletas, las pulseras de actividad, los auriculares inalámbricos, portátiles all in one, convertibles, relojes inteligentes… todos estos dispositivos y gadgets tecnológicos son un acierto.
Incluso las videoconsolas, pues no hay que olvidar que cuando estos adultos que ya comienzan a entrar en una pronta madurez eran jóvenes, comenzaba el boom de la industria de los videojuegos. Llevan, por tanto, toda su vida rodeados de artículos de este tipo.
La tecnología es un acierto seguro, sí, pero también un regalo limitado, y es que, debido a la crisis de los microchips, muchos fabricantes de productos de este tipo, como consolas de videojuego y ordenadores, están retrasando sus entregas y aplazando envíos hasta dentro de unos meses.
La nostalgia y los artículos enfocados a la vida saludable
Dos últimas propuestas de regalos para millennials son los que tienen que ver con la nostalgia de tiempos pasados y con recobrar buenos hábitos de vida. Los videojuegos, comentábamos antes, han sido un compañero fiel de esta generación desde su niñez, así que es muy apropiado acudir a consolas que recuperen esa sensación de deseo por recuperar el pasado.
Hace unos años se hicieron muy populares entre los adultos jóvenes las reproducciones de consolas vintage, que no son más que consolas con las que se pueden usar juegos de la niñez, pero adaptados a los nuevos tiempos, con las nuevas tecnologías. Incidir en esa idea de regalos que rememoren la infancia es un acierto seguro.
La última idea es promover la vida sana. Cuando las personas van cumpliendo años y entran en la treintena o más allá, comienzan a ser conscientes de que ya no son tan jóvenes. Esto los lleva a interesarse más por sus cuidados: retoman hábitos deportivos que habían abandonado hace años, se inician en rutinas de cuidados faciales, comienzan a comer de manera más sana…
De este modo, regalos que induzcan a estas acciones son bienvenidos. Pensemos por ejemplo en bicicletas, en suscripciones para el gimnasio o en kits de productos de belleza.
Estas son solo algunas ideas que pueden encajar dentro del público millennial, pero lo mejor es conocer los gustos de la persona que va a recibir el regalo, y a partir de ahí, ajustar esas preferencias al presupuesto disponible.
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