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Posición que la juventud debe adoptar en el momento actual

Por Redacción
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lunes 18 de febrero de 2013, 00:47h

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La verdadera juventud es la que se siente capaz de las mayores empresas; que se rebela contra toda injusticia, que protesta de toda iniquidad; que habla en nombre de las ideas universales. Ser joven quiere decir, para mí, tener ideas generosas en el cerebro, sentimientos elevados en el corazón y normas éticas en la conciencia. Hay que preocuparse de las cosas humanas, y quienes más obligados vienen a intervenir son los jóvenes; la juventud debe desde el primer momento tomar posiciones…

¡Cómo me gustaría que el párrafo anterior fuera mío! Pero no, querido lector. Ni siquiera el título de este artículo lo es. En realidad es una mera copia, literal, de parte de la conferencia que en 1920, poco después de llegar a nuestra ciudad, Rodolfo Llopis dio ante la Asociación de alumnos y maestros. Curioso, ¿verdad? Como puede apreciarse, sus palabras fueron tan válidas entonces como necesarias lo son ahora.

 

En el último artículo de “Poco pan y Mucho circo”, hablaba sobre la poca preparación de la actual generación de jóvenes para provocar el cambio necesario. De cómo sus flamantes grados y posgrados, junto con sus idiomas y demás títulos, de poco sirven cuando se tiene horchata en la sangre y, desde casa, quedan impasibles mientras los gerifaltes de turno deshojan con sorna el poco futuro que les queda. Así, animado por los comentarios recibidos, fui a las dos manifestaciones de estudiantes convocadas recientemente para comprobarlo. ¿Mi sentimiento al respecto?, ni ruido, ni nueces… ni frío, ni calor.

Vamos, que éramos cuatro gatos el primer día y otros tantos al siguiente. Con todo, me reafirmo: no están preparados… todavía no. Que quede claro que estas palabras no van dirigidas a aquellos que sí que asistieron, a los que muestro el mayor de mis respetos. Confieso que todavía me río al pensar en la absurda comparación de porcentajes con la que alguno pretendió dar a entender que los jóvenes manifestantes de hoy serán los que dejen el sistema educativo mañana. Por si le interesa saberlo, señor consejero de Educación, entre los asistentes a ambas manifestaciones pude reconocer a varios estudiantes a los que tuve el placer de educar. La mayoría estarían dentro de lo que usted identificaría como buenos alumnos... excelentes, si presumieran de las Matrículas de Honor que a ciencia cierta sé que más de uno tiene en su expediente. Pero, ¿sabe qué?, no caeré en su juego; allí no había buenos y malos estudiantes. Sus calificaciones, sean las que sean, no los identifican como las matrículas a los coches. Allí había personas preocupadas por su futuro a las que usted no debe oír para criticar, sino escuchar para hacer lo que debe: servirles.

No se confundan, mis palabras no son de desánimo. Muy al contrario. Su misión no es otra que actuar de catalizador, estimulando y aumentando el proceso que ya ha comenzado. La juventud, poco a poco, quizá más lentamente de lo que debe, está tomando posiciones. Las polémicas declaraciones de la joven Beatriz Talegón, la chica “cinco estrellas” de la Internacional Socialista, son sólo un ejemplo de cómo la juventud termina por explotar y decir las cosas tal y como las siente. Eso sí, como todos los pioneros, aquellos que se atreven a dar los primeros pasos también son los primeros en recibir tortas a tutiplén. Por ello, no es de extrañar que decenas de voces se alcen pidiendo su dimisión, argumentando que ella no es la más indicada para haber hecho saltar la liebre cuando cobra lo que cobra y vive como vive. No importa cómo, la estrategia siempre es echar balones fuera o, si se puede, hacer pagar al mensajero por las malas noticias que trae. Podemos criticarla, alabarla e incluso sospechar que simplemente sea una estrategia política más con la que se nos quiere colar un falso Mesías, pero, como mínimo, debemos aceptar que tras sus palabras existe un punto de inflexión en el que la juventud es una de las claves.

El día en que esa juventud entienda, tal y como nos recuerda Bauman, que: “Sólo lleva unos pocos minutos y un par de firmas destruir lo que a miles de cerebros y el doble de manos costó muchos años construir”, quizá veamos cómo su generación, los desheredados, acepta el rol que la historia ha puesto en sus manos y, aun a regañadientes, evita el viaje hacia la hecatombe que pocos, en minutos, con simples movimientos de muñeca, están sellando para ellos y para sus hijos.

Poco más por esta quincena, no quiero ser tedioso. Habiendo comenzado con las palabras de Llopis, me es inevitable cerrar este humilde artículo de la misma forma:

“Pensad que puede concebirse una civilización donde se desprecie el saber, donde se desprecien los valores artísticos; pero en cambio no puede concebirse una civilización donde se desprecien los valores morales”

Estimados jóvenes, guiaos por la moralidad, la ética y la justicia como pilares de la humanidad y entended que, queráis o no, estáis llamados a la acción, estáis llamados a tomar posiciones.

 

José Luis González Geraldo
Facebook.com/joseluis.ggeraldo

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