www.cuencanews.es

Reflexiones en un atasco en Cuenca

Por Redacción
x
localcuencanewses/5/5/16
lunes 05 de noviembre de 2012, 00:17h

google+

Comentar

Imprimir

Enviar

La vida es aquello que pasa en un atasco. Pocas situaciones hay en nuestros días que inviten más a la reflexión, al conocimiento de uno mismo, y, para qué negarlo, al desahogo, que un buen embotellamiento. Es por ello que felicito a nuestro alcalde al ofrecer a los conquenses esta posibilidad de catarsis personal cada vez que queremos ir al centro de nuestra ciudad por algún motivo, el cual, debe ser cada vez más ineludible.

 

Mientras intento entrar en la ratonera que se ha convertido el parque de San Julián, imagino en qué se va a convertir esta zona cuando transiten por ella autobuses, produciéndose una auténtica tormenta perfecta, que va a empeorar el problema del tráfico, sin mejorar demasiado el del transporte público.

 

 

Puedo notar en las caras de otros compañeros de atasco cómo en su mente evocan la figura de Juan Ávila, cómo maldicen la hora en la que nuestro alcalde se embarcó en una aventura absurda, sin necesidad ni demanda de ella y obviando informes que la desaconsejaban. La verdad es que en eso me recuerda a Arthur Mas.

 

Porque sí, lo admito, yo en los atascos soy muy de pensar en Arthur mas, es mi debilidad. Encuentro bastantes similitudes entre nuestro alcalde y “el president”, ambos son unos intervencionistas, cada uno con sus matices, eso sí; mientras Mas tiene un perfil mesiánico de corte romántico y simbólico propio del nacionalismo, la política de Ávila es más propia de aquellos arbitristas y amantes de la corrección política que creen saber mejor que nadie qué es lo mejor para los ciudadanos, incluso mejor que ellos mismos.

 

No puedo comprender todo lo que está pasando con Carretería si no se incluye en el análisis el perfil de nuestro alcalde, esa comunión con las ideas de asociaciones con mucho predicamento y que tanta influencia tuvo, por ejemplo, en la construcción del famoso carril-bici, que supuso a la postre la tumba política del anterior equipo de gobierno; esta mentalidad, muy intervencionista en la práctica y algo elitista en realidad, explica en parte por qué, tras notar el evidente fracaso de la medida, no haya vuelto a la situación inicial.

 

Hay que hacer notar además, que para que se tomara esta decisión se tuvieron que dar dos hechos fundamentales: mientras unos grupos de presión trataban de influir para eliminar los coches del centro de la ciudad, otro grupo, muy respetado por los alcaldes anteriores, como son los comerciantes de Carretería, no supieron reaccionar a tiempo, errando probablemente en el diagnóstico de los problemas que ya sufrían.

 

Mientras avanzo un par de metros no puedo evitar acordarme de los anteriores alcaldes de Cuenca. Todos ellos barajaron la idea de peatonalizar Carretería, analizaron las posibilidades y llegaron a la conclusión de que no era factible; la disposición urbanística del centro, surcado por una calle a través del único paso que dejan los cerrillos adyacentes, imposibilita cualquier intento de peatonalización viable.

 

Entonces, ¿por qué este alcalde sí lo hizo? No creo que todo lo expuesto anteriormente sea suficiente explicación, ya que estos elementos no explican el enorme coste político que está soportando. Hasta ahora no ha tomado la medida menos mala para él que sería la vuelta a la situación inicial, ya que, aunque eso supusiera reconocer que se ha ocasionado un grave prejuicio a comerciantes y ciudadanos,  evitaría que la zona se fuese degradando paulatinamente, día a día, y seguir alimentando con ello un descontento que le llevará irremediablemente a la derrota en las urnas.

 

Y es que, si se le compara los alcaldes anteriores, no creo que éste sea el más osado, ni el más ignorante, y, por supuesto, no creo que sea un suicida político, así que lo único que me cuadra en este enigma es que Juan Ávila no se va a presentar a las próximas elecciones a la alcaldía; simplemente está utilizando su cargo para posicionarse políticamente, tomando medidas que desarrollan su espíritu intervencionista. Lo ideal para él hubiera sido ser diputado autonómico, pero la medida de Cospedal ha generado en él y en el resto de políticos de partido, un nivel de incertidumbre nada apropiado para estas personas que “funcionarizan” su labor política.

 

En fin, todas estas cavilaciones, algo estériles tal vez, se aplazan para el siguiente atasco, para la siguiente ocasión en la que tenga que cruzar una zona cada vez más desolado, que observa gélida cómo los hábitos de compra de los conquenses están cambiando, quién sabe si definitivamente.

 

Pablo Muñoz Miranzo
Twitter: @pablommiranzo

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios