He que reconocer que tengo una debilidad, y se llama José María Sáiz, el alcalde de Villar de Cañas. No me ha sorprendido ni agradado tanto un político en mucho tiempo, escucharle supone un soplo de aire fresco que me reconcilia con la política, la política con Mayúsculas, la que hace él al igual que muchos otros. Un discurso tan distinto al habitual, tan sencillo, pero a la vez tan grande.
Y digo político porque lo es, en su máxima expresión, un ciudadano que durante toda su vida ha trabajado y se ha ganado la vida como ha podido, que en un momento de su carrera decide servir a los ciudadanos, a sus vecinos, y defender sus intereses ante otras administraciones; esto es lo que ocurre en centenares de pequeños municipios en España, con alcaldes de todos los signos, donde todavía se conserva la auténtica concepción clásica de democracia, que recuerda al municipalismo norteamericano.
El Alcalde de Villar de Cañas es sólo un ejemplo, un representante de lo que debe ser la democracia, de lo que fue, y para lo que se diseñó; si hay unas declaraciones que resumen todo esto son las que dijo tras presentar la candidatura para albergar la ATC, ante la pregunta de que si temía lo que dijera su partido: “Qué temor puedo tener, si yo no vivo de esto”.
El ejemplo de cómo muchas veces la política pequeña alcanza cotas de dignidad más altas que la nacional es precisamente el de la instalación de la ATC; durante años, el gobierno de la nación ha esgrimido una colección de reparos ideológicos y soflamas políticas, más cerca del electoralismo que de una decisión técnica, sin tomar una decisión aunque eso costase al país 60.000 euros diarios.
Qué distinta es esta actitud con la del alcalde de Villar de Cañas; una persona que exploró sin ideas preconcebidas una posibilidad, habló con técnicos, diseñó un proyecto, lo dio a conocer a sus votantes directos, a los que él representa, y éstos le dieron el visto bueno porque entendían que era algo positivo para el pueblo.
No quiero decir, ni mucho menos, que sólo los políticos que no viven de su cargo son independientes, pero es indudable que conforme la relación con los votantes sea más directa y estrecha, el candidato dedicará a buscar las soluciones a los ciudadanos en vez de emplear estrategias para ascender en el partido.
La política nacional es fundamental en un país. Conforme las medidas que se deben tomar son más específicas se vuelve necesaria una dedicación plena por parte de nuestros representantes, es más, en todas las naciones los políticos que llegan al parlamento lo hacen después de años dedicados a ello.
Las democracias representativas corren siempre el riesgo de despegarse de sus votantes, pero esto no quiere decir que los gobernantes no puedan tomar decisiones pensando en los ciudadanos aunque éstas sean impopulares, un ejemplo de ello es precisamente el hecho de que el nuevo consejo de ministros haya aprobado la instalación de la ATC, llevando tan sólo una semana en el poder.
Tras unos días rodeados de medios de comunicación, Villar de Cañas volverá a la normalidad, y José María Sáiz seguirá trabajando en su negocio y dedicando todo su tiempo libre a la alcaldía, con la esperanza de que una comarca olvidada revitalice y sus vecinos prosperen; mientras tanto, los otros políticos, aquellos que miran al partido por encima de todo, ocuparán estos medios utilizando el discurso de la energía nuclear para hacer demagogia: lo repito, ¡Viva Villar de Cañas¡.
Pablo Muñoz Miranzo
Twitter: @pmmiranzo
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