Nuestra Peregrinación es un acto "diocesano", porque es la Iglesia diocesana quien se pone en marcha hacia Lourdes, presidida por su Obispo y Pastor. Y aquí, inmersos en un mar de colores, lenguas y culturas, bebiendo la misma agua, alimentándonos del mismo Pan, hemos caminado, con Espíritu, en Iglesia Universal, guiados por María Inmaculada. Nos hemos sentido Pueblo de Dios unido a la luz de la fe, impulsado por una misma esperanza y conducido por el esplendor de la caridad, reactivando nuestra vida a la luz del Señor.
• Hemos procesionado con Jesús-Eucaristía entre cantos de alabanza y plegarias silenciosas, y, adorando al Santísimo, hemos percibido su presencia que cambia el tedio en serenidad, la angustia en esperanza, la tristeza en alegría y el sufrimiento en purificación. Nuestro Sr. Obispo bendice a enfermos y peregrinos.
• Hemos palpado, junto a María, ese río caudaloso de antorchas, iluminando tantos y tantos corazones, como signo de victoria y de gloria pascual.
• También recorrimos el itinerario del dolor y de la cruz que desemboca en la alegría y la resurrección (Viacrucis de peregrinos y enfermos por la montaña y la pradera).
• La Eucaristía en la Gruta fue compartida con Salamanca, Astorga y Zamora, siendo presidida por nuestro Obispo José María Yanguas Sanz.
"Rezar el Rosario con Bernardita" -lema de este año 2012-, nos ha ayudado a contemplar a Cristo, con María, en los Misterios de gozo, de luz, de dolor y de gloria. Un sugerente y grande rosario, portado por jóvenes hospitalarios, encabezaba los actos culturales conquenses.
lmpactante experiencia de Iglesia hemos vivido el nutrido grupo de 382 peregrinos (procedentes de 90 parroquias, incluido los feligreses del P. José del Olmo, de Miami-Naples). Entre los componentes peregrinos, destacamos: Sr. Obispo, 18 sacerdotes, 50 Hospitalarios y personal sanitario, 70 enfermos, 30 jóvenes, adolescentes, niños..., siendo la Hospitalidad Diocesana, como siempre, quien promueve, organiza y dirige la Peregrinación anual.
Con la ayuda de María Virgen, hemos vuelto a nuestros quehaceres cotidianos, con el corazón inundado de Dios, deseando ser reflejo y resonancia de Lourdes para los demás.
Ángel Horcajada Consiliario